Roth es, junto con Zweig, el mejor cronista europeo de su época
En este blog somos muy de Joseph Roth. Aun tengo pendiente La marcha Radetzky, pero este que os traigo hoy es mi sexto roth y no será el último, aun tengo por casa alguno más sin leer y los que me esperan en las estanterías de Letras Corsarias. No menospreciamos a Philip, pero somos más de Joseph. Lo descubrí con Hotel Savoy hace ya tres años y desde entonces no me he alejado mucho de él. Hoy vuelvo a él y a los hoteles.
Años de hotel. Postales de la Europa de entreguerras, editado por Acantilado, es una selección de artículos de Roth hecha por Michael Hofmann y traducidos por Miguel Sáenz. Estos artículos se publicaron originalmente en la década de los años 20 y son el reflejo de una época. Creo que ya he dicho en otro lugar que Roth y Zweig son los mejores cronistas de la Europa de entreguerras, a través de una ficción muy pegada a la realidad y desde un compromiso con la democracia, con la cultura y con la inteligencia a la altura de muy pocos. En estos artículos, Roth se fija en su alrededor y se fija en los detalles que marcan la diferencia, así lo explica él mismo en uno de sus textos, “¿Qué puedo hacer, salvo escribir sobre individuos con los que me topo por azar, registrar lo que mis ojos ven y mis oídos oyen, y escoger a los que encajen? Reproducir fielmente las singularidades en el interior de esa diversidad quizá sería lo que menos se apartaría de la verdad, y tal vez lo casual, extraído de esa confusión, sea lo que más contribuya a establecer cierto orden. He visto estoy aquello; solo he tratado de describir lo que me ha impresionado”. Es un periodista de los que ya no abundan, al menos en los periódicos. Ahora este tipo de periodismo se reserva para los dominicales o las revistas culturales, pero es una tradición periodística que encaja muy bien con la literatura, pues defiende Roth que “no tengo preguntas que hacer: yo mismo podría responderlas todas. Las entrevistas son una coartada para la falta de imaginación del periodista”. Y así es como mejor se entiende a este tipo de periodismo del que Kapuściński será uno de sus máximos exponentes, pero que tiene otros muchos referentes; en España destacaría a Chaves Nogales en la época de Roth y en la actualidad me viene a la cabeza Guillermo Abril y sus Irrelevantes, pero me estaré dejando a muchos, ¿cuáles son vuestros favoritos?
En Años de hotel, Roth traza con sentido del humor el retrato de una época que se fraguó en los vestíbulos de los hoteles del centro de Europa; así de un hotel de Berlín dirá que “en el vestíbulo del hotel se ofrece desde cocaína y azúcar hasta sistemas políticos, golpes de Estado y mujeres”. Roth vivió una época convulsa y la transcribió con sensibilidad y la solidez, como por ejemplo en Pan amargo donde hay un momento del texto donde razona que “el hombre pobre necesita al menos un poco de dinero, solo el rico necesita mucho”. Los hoteles eran su hábitat natural y en ellos se siente cómodo, “en esta ciudad soy extranjero, por eso me he sentido como en casa”. Algunos artículos son brillantes, como La madre, “Romanticismo” del viaje o el artículo que le dedica a Grillparzer del que dirá que escribió Del humanismo a la barbarie a través del nacionalismo pero que realmente “quería decir: de Erasmo hasta las actuales dictaduras europeas a través de Lutero, Federico, Napoleñon y Bismarck”. Estas referencias culturales son constantes y nutren sus artículos dotándolos de un interés que de otra forma quizás se perdiera, porque además lo hace con una profundidad y un sentido del humor maravilloso, como por ejemplo cuando dice que “la marcha Radetzky es la Marsellesa del conservadurismo”. Una de las reflexiones más brillantes se la dedica a su patria y, en el fondo, a sí mismo. Dice de Austria que “solo tiene cementerios y una Cripta de los Capuchinos, pero no Panteón, y está bien así. Todos yacen bajo la hierba: Beethoven, Bruckner, Stifter, Raimund, Nestroy, Grillparzer. Representar a Austria significa ser incomprendido y maltratado en vida, desconocido al morir y periódicamente devuelto al olvido con cada conmemoración de un aniversario”.
Me gusta Roth, cada vez estoy más seguro. Me gusta su sentido del humor. Su compromiso social. Su mirada del mundo. La capacidad para retratar una época y al mismo tiempo mirar hacia el futuro y advertir a las próximas generaciones de los errores que se han cometido para no pisar los mismos charcos. Supongo que una época tan agitada y tenebrosa como la que se vivió en Europa en la primera mitad del siglo XX invita a algunos personajes a brillar con luz propia contando a las generaciones venideras una realidad política y social nada fácil de deshilvanar. Al menos eso pasó con Roth, con Zweig en Europa y con Chaves Nogales en España. Todos ellos referentes de una forma de contar historias muy particular, que ahora agradezco tener a mi alcance y que os invito a disfrutar. Viva la buena literatura. Por cierto, hace mucho que no leo a Zweig, creo que voy a poner alguno a la cola.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
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