Reseña de Libros rayados de Miquel Sanz Gabín

Si hay esperanza en esta vida está en los libros

Las casualidades existen. Esto es algo que nos enseña la Literatura y que la vida se empeña en corroborar. El destino es una ficción y la casualidad una autobiografía. Es una casualidad que haya leído este libro, una casualidad buscada por el autor, y en casualidades se basa la aventura metaliteraria que nos propone Miquel Sanz en su Libros rayados. Miquel Sanz me ha desvelado que seguramente se convierta en película y le auguro un éxito de ventas. Es un libro precioso, ojalá sea capaz de transmitirlo en esta reseña.

Libros rayados narra la historia de dos protagonistas muy singulares. Jordi, un lector voraz y omnívoro parroquiano de una librería de viejo de Barcelona, la Librería Vetusta de Tino Vetusta. En una de sus incursiones en las estanterías de Vetusta, Jordi encuentra por casualidad una novela de segunda mano con anotaciones, frases subrayadas, dibujos y, su perdición, versos en los márgenes firmados por una huella de gato y el nombre de Lena. Magda es una camarera de una cafetería – librería del centro de Barcelona, Lilipep, con un pasado difícil de conjugar con su presente. Jordi frecuenta Lilipep y se cruza miradas con Magda, pero manteniendo las distancias propias de dos desconocidos. Ambos, Magda y Jordi, son bibliófilos, amantes de los libros y de la literatura. Magda tiene dos obsesiones, una es subrayar libros, “pronto comprendió que en la intimidad de aquella relación con los libros era en la única en la que se sentía a salvo, y decidió que así sería en adelante: era mucho más seguro dejar marcas en los márgenes de los libros que en el corazón de las personas”, porque además “un libro que no ha sido desvirgado con rayas y anotaciones apasionadas es un libro desgraciado, un niño limpio en medio de un camino de charcos”, y otra obsesión es dejarlos libres por Barcelona, “hacía tiempo que Magda se desprendía de sus libros convencida de que era la mejor manera de profesarles su amor incondicional”. Abro paréntesis. Soy bastante Magda en las marcas de los libros, pero estoy muy lejos de ella en liberar a los libros de mis amadas estanterías, porque creo que, como la propia Magda reconocerá más adelante, “los libros por leer cumplen una función esencial en la biblioteca: la voluntad de futuro. Quizá nunca se lea un libro que se ha adquirido, pero es agradable pensar que en algún momento llegará ese día para ser leído”. Cierro paréntesis. Jordi, por su parte, en su placer de visitar y leer libros de viejo, reconoce que “nada me satisface más que desnudar el alma de un lector anónimo a través de sus marcas. Pocas veces se confiesa alguien con más sinceridad”. Estas dos pasiones y manías complementarias serán las que permitan una relación destinada al fracaso. Porque Jordi está enamorado de la misteriosa Lena y Magda de Jordi. Un triángulo amoroso que no puede terminar bien. Sin embargo, Sanz se ha propuesto escribir un libro bonito. Y nos propone una aventura. Una búsqueda de dos seres dañados, solitarios, con ganas de dejar su vida y ser finalmente felices.

Lena es un personaje misterioso con el que Jordi se obsesiona. Intenta seguirle las pistas. Pide a Tino que encuentre más libros con las marcas de Lena y sigue la huella de un cardo amarillo que Lena utiliza como marca-páginas y que deja en todos sus libros, “se trata de un cardo singular, vulnerable, inaccesible, que crece al amparo de las rocas para protegerse del mundo exterior. O sea: Lena. Estoy seguro de que ella se identifica con esta planta, que siente afinidad hacia ella, incluso cierto tipo de orgullo por su naturaleza marginal”. El cerco sobre Lena se irá cerrando, también con las pistas que la propia Lena le va dejando a Jordi.

En la novela hay otra protagonista: Barcelona. Sus calles y algunos de sus locales como la cafetería Lilipep (diría que la referencia a la librería Vetusta tiene más que ver con la mágica librería compostelana que con una barcelonesa). Además, Sanz elige otros títulos con la ciudad como protagonista para que Lena los esparza por la ciudad, como la Plaza del Diamante de Mercè Rodoreda, con escenarios en la estatua de la Colometa incluidos. Seguimos construyendo una Barcelona literaria, quizás la ciudad española más literaria, en un pódium compartido con Madrid.

Libros rayados es un canto de amor a los libros y a la literatura. Los libros, dice Sanz en boca del librero Tino Vetusta, “además de papel están compuestos de varios combustibles. Belleza, dolor, sueños, ideas, traiciones, muchas mentiras y alguna que otra verdad” y Miquel Sanz aprovecha una historia preciosa para nutrirla de admiración y respeto por la buena literatura. Encontraremos referencias a personajes de otros libros como al Mendel de Zweig (“a Magda le recordaba al señor Mendel en versión moderna, el librero de la frente calcárea y la memoria enciclopédica del café Gluck, de cuyos excesos y desmesura solo podían asociarse con los libros”), al Sherlock Holmes de Conan Doyle (“no había que residir forzosamente en el 221B de Baker Street para inferir que…”), o la Nena Daconte de García Márquez (“una imagen que le transportó hasta Nena Daconte y el rastro de su sangre en la nieve”). Por otra parte, algunas partes de la novela se desarrollan en la literaria Orihuela, ciudad natal de Miguel Hernández. También hay algunas referencias más veladas, o quizás imaginadas por mí, como la que encontramos en la carta de Tino a Jordi cuando le dice “no permitas que Vetusta se convierta en un McDonald’s”, y yo pensé que eso exactamente es lo que le pasó a la ya inolvidable Marks & Co del 84 de Charing Cross Road. Además de algunas confesiones de los personajes que bien podría haber hecho yo, por ejemplo, la imposibilidad de abandonar un libro, “Sí, lo confieso, soy de las lectoras que se sienten culpables al dejar un libro por la mitad. Al revés que en la vida, con los libros me pasa que siempre tengo la esperanza de que lo mejor está por llegar. Y sí, como tu Lena, soy de las que lee con un lápiz en la mano”.

Miquel Sanz ha escrito un libro bellísimo. Un reconocimiento a veces explícito y a veces tácito a los infinitos universos literarios. Si os gustan los libros, si disfrutáis con las historias sobre libros, os gustará libros rayados. Lo colocaréis en vuestra estantería cerca de La librería ambulante, 84 Charing Cross Road, Contra la lectura, Nuestras riquezas, Mi maravillosa librería, Los reinos de papel, Librerías, La librería, o tantos otros. Entra en ese grupo de escritores decididos a regalarnos horas de regocijo lector. Si tuviera que buscarle un fallo diría que, si el final es maravilloso, el epílogo es tan críptico que enfría el cierre. Sin embargo, la sensación que te ha dejado la escena final es tan cinematográfica, tan buscada y está tan bien narrada que este detalle de la última página no es relevante. Este libro tiene que ser leído por mucha gente porque sostiene que el amor por los libros es amor por las personas que aman los libros, porque cree en el poder sanador y redentor de sus páginas, porque defiende que es “en la ruina donde se socializa”, porque de los círculos del infierno de Dante también se sale, porque, como defiende Sanz, de la misma forma que Frida Khalo pintaba flores porque las flores de sus dibujos no se marchitaban, nosotros tenemos que leer Libros Rayados para que no se marchite la bellísima historia de Sanz.

¡Nos vemos en la próxima reseña!

3 comentarios sobre “Reseña de Libros rayados de Miquel Sanz Gabín

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