Reseña de Tiempos recios de Mario Vargas Llosa

La mentira que cambió la historia de un continente

¿Os cuesta separar obra y autor? A mí no, pero entiendo las reticencias. Siempre que sale esta pregunta pongo el ejemplo de Vargas Llosa. Un patán en lo político y un genio inconmensurable en lo literario. Porque puedo separar obra y autor, puedo leer al Nobel peruano y, creedme, es una maravilla. Hoy os traigo la que fue su decimonovena novela, Tiempos recios, publicada en 2019 por Alfaguara. Tras visitar otras historias, escenarios, motivaciones e intereses, Vargas Llosa vuelve a las dictaduras latinoamericanas; y empiezo a pensar que no hay otro como él para narrar esas historias.

La novela se ubica en los convulsos años 50 en Guatemala. El golpe militar perpetrado por Carlos Castillo Armas y auspiciado por Estados Unidos a través de la CIA derroca el gobierno de Jacobo Árbenz (qué bien me ha caído este señor contado por Vargas Llosa). Detrás de este acto violento se encuentra una mentira que pasó por verdad y que cambió el devenir de América Latina: la acusación por parte del gobierno de Eisenhower de que Árbenz alentaba la entrada del comunismo soviético en el continente. Detrás de esta mentira están los intereses económicos de las empresas americanas, especialmente de la United Fruit con la que arranca la novela. La maestría de Vargas Llosa está en el tratamiento de los personajes, en sus aspiraciones y debilidades, en sus estrategias y confrontaciones, en sus sueños y en sus aires de grandeza.

 Vargas Llosa ha encontrado la fórmula para narrar la corrupción y el epílogo de las dictaduras latinoamericanas. Si con Conversación en La Catedral nos sorprendió y con La fiesta del Chivo nos terminó de cautivar, ahora en Tiempos recios retoma el tema y nos vuelve a embaucar literariamente hablando, porque, como dice José Carlos Maunier en Babelia, “la maestría del autor es mayor, si cabe, que entonces y la novela es un prodigioso mecanismo que invita al lector a dejarse llevar entre la suspensión y el destino, tal como la historia nos lleva a todos, hacedores, testigos o víctimas”. Por su parte, Ricardo Baixeras en El Periódico, destaca las virtudes del estilo del autor, “para el Nobel peruano sigue valiendo, y mucho, escribir bajo el yugo de una técnica en forma de cruce de voces, un montaje de diálogos cabalmente ensamblados y una estructura contrapuntística sosteniendo una catedral de documentación que le permite asediar el mundo como si de un feudo de malhechores se tratara. Dos palabras fáciles de decir pero harto complejas de llevar al mundo de la ficción: discontinuidad y simultaneidad. Súmenle a esa pareja faulkneriana el impagable toque a lo flaubertiano que en Vargas Llosa significa esto: ¿cómo cabe dibujar un mapa de las debilidades humanas?”.

En la lectura geopolítica de la novela, estoy de acuerdo con el cierre que hace Vargas Llosa en el epílogo titulado “Después” y que narra el encuentro en la realidad con una de las protagonistas de la novela, Marta Borrero Parra -Miss Venezuela, “que nunca lo fue”-, donde sostiene el peruano que “hechas las sumas y las restas, la intervención norteamericana en Guatemala retrasó decenas de años la democratización del continente y costó millares de muertos, pues contribuyó a popularizar el mito de la revolución armada y el socialismo en toda América Latina. Jóvenes de por los menos tres generaciones mataron y se hicieron matar por otro sueño imposible, más radical y trágico todavía que el de Jacobo Árbenz”.  Estando yo en las antípodas ideológicas del nobel, creo que tiene mucha razón en esto. En la presentación de la novela en la Casa de América de Madrid en octubre de 2019, a Vargas Llosa le hicieron una pregunta que seguramente nunca se la habían hecho (nótese la ironía) y que pretendía unir Conversación en La Catedral con esta novela, ¿Cuándo se jodió América Latina?, y el escritor respondió, “Un país no se jode en un día. Ha sido un largo proceso en el que se han perdido muchas oportunidades. El sueño de Bolívar fracasó, los dictadorzuelos se quedaron y la responsabilidad nuestra es gigantesca (…) Mi novela muestra la América Latina del horror, de la barbarie y la violencia; un mundo muy atractivo para la ficción, pero no en la vida real. Vale la pena estudiar y reivindicar la figura de Jacobo Árbenz”.

Sea como fuera, si podéis separar al autor de la obra, os animo a que leáis esta joya que ya forma parte de la historia de la literatura latinoamericana y que demuestra que Mario Vargas Llosa sigue plenamente en forma para escribir novelas de alta categoría. Sigo teniendo pendiente La guerra del fin del mundo, El Paraíso en la otra esquina, La tía Julia y el escribidor o Travesuras de la niña mala, y me encanta la idea de que aún me queden muchas horas con Mario.

¡Nos vemos en la próxima reseña!

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Blog de WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: