Reseña de La forastera de Olga Merino

Tres hurras a Intempestivos por el descubrimiento del libro y de la autora.

Me gusta visitar librerías y pedirles que me recomienden una novela. La que sea. Una que les defina, una garantía, una que les haya marcado. Eso es lo que le sugerí a Judith, la librera de Intempestivos, en Segovia. Una librería maravillosa a la que no deberías dejar de ir si pasáis por la ciudad del acueducto (para más detalles, la librería está a sus pies). Sea dicho de paso, todo lo que salga de La Conspiración de la Pólvora merece mi atención y mi respeto. Judith primero pensó en La vegetariana de Han Kang, pero ya lo había leído, disfrutado y recomendado hace años; así que le tocó pensar. Finalmente, tras dar muchas vueltas por sus estanterías, se decidió por La forastera, de Olga Merino, editado por Alfaguara. Y oye, qué delicia de novela. Menudo acierto conocer Intempestivos y dejarme aconsejar por su librera. Y de paso me llevo a una autora a la que volveré, por Olga Merino ha sido otro grato descubrimiento. Con La forastera obtuvo el Premio RAE de Creación Literaria 2022 y fue Finalista del Premio IV Bienal Mario Vargas Llosa de Novela; por el camino colocó a la novela entre los 10 mejores libros de 2020 para Forbes y entre los 50 mejores libros de 2020 para Babelia. Todos estos premios muy merecidos.

La novela relata la vida de Angie, una mujer que decide retirarse de la vida tras una juventud de excesos, en una aldea recóndita del sur de España. Para los vecinos es la loca que se deja ver en compañía de sus perros. Su existencia transcurre en el viejo caserón familiar, en un cruce continuado de dos tiempos: el presente y el pasado, “Dónde he venido a meterme, yo, que llegué huyendo de la muerte, de las sombras, del río que me llamaba. En ocasiones tengo miedo, madre. ¿Por qué tantos suicidios en estas tierras? Y casi siempre, aunque parezca un contrasentido, en primavera, cuando rebrota la vida”. Esta relación con la muerte, con el suicidio, Angie la descubre tras encontrar el cuerpo ahorcado del terrateniente más poderoso de la comarca. El hallazgo lleva a Angie a desenterrar viejos secretos familiares y a descubrir el hilo fatal de muerte, incomprensión y silencio que une a todos en la comarca. ¿Es el aislamiento? ¿Son los nogales, que secretan una sustancia venenosa? ¿O acaso la melancolía de los húngaros, que llegaron hace siglos con sus baúles y violines? A través de su historia familiar y de sus propias experiencias, Angie intenta buscar una explicación al suicidio, “la soledad, siglos y siglos de soledad. Como científico, él solo creía en el aislamiento de estas tierras. En la depresión. En el alcohol. En la costumbre de entender que la muerte es un tránsito tan natural como pasar a la habitación de al lado. Y en el contagio claro. [no como si fuera un virus], se trata más bien de un patrón de conducta en la red familiar”, pero no lo encuentra. No está clara la justificación para terminar con una vida y la actitud resiliente de la protagonista es la que le lleva a luchar por lo que es suyo y de su familia. Porque en el fondo Angie ha vuelto al terruño como en el Pedro Páramo de Juan Rulfo, que lee y cita, para averiguar quién es su padre.

La forastera es un western contemporáneo en el territorio áspero de una España olvidada. Un relato estremecedor y emocionante sobre la libertad y la capacidad de resistencia del ser humano. La escritura de Merino fluye y tiene algunas metáforas acertadas como “admiro su cuerpo pero sin ansia, como quien contempla un mármol antiguo” o “mi mente sigue alerta, atirantada como el arco a punto de soltar la flecha”. Quizá sea por el estilo de Olga Merino o quizá porque necesitaba una novela al uso que me reconectara con la literatura (llevo un tiempo leyendo cosas raras, buenas, pero raras), pero me ha gustado muchísimo. Estoy de acuerdo con Domingo Ródenas en El Periódico, “Olga Merino ha trascendido la moda de la narrativa neorrural y ha cuajado una novela magnífica. Igual que para su protagonista, redimida de su pasado acerbo, vendrán más primaveras”. Y la propia autora se refiere a esta capacidad adaptativa de la protagonista al referirse al germen del libro, “Sin haberlo deseado me ha salido un canto a la libertad y a la resistencia (…) Mi protagonista vuelve a un lugar recóndito y le toca resistir con muy pocos recursos económicos, una casa que se le viene abajo. Es una pequeña luz, porque el origen fue una cierta obsesión mía por el suicidio de un amigo cuyo padre se había suicidado a su misma edad”.

Es un novelón. Y Olga Merino todo un descubrimiento. Volveré a ella, como volveré a Intempestivos a que me sigan descubriendo títulos y obras. Porque esas son las buenas librerías, las que nos amplían nuestros horizontes lectores.

¡Nos vemos en la próxima lectura!

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