Mantengo la buena costumbre de ir intercalando clásicos de la Literatura Universal con novelas más o menos contemporáneas. García Márquez es siempre un buen retorno. Creo que de los mejores, junto con Vargas Llosa o cualquiera de los rusos. Ojalá su obra fuera infinita.
El propio Gabo dijo de este libro «yo creo que es mi mejor libro, sin lugar a dudas. Además, y esto no es una boutade, tuve que escribir Cien años de soledad para que leyeran El coronel no tiene quien le escriba». Sobre este mismo libro Benedetti (otro gran genio) afirmaba que «la obra maestra de García Márquez se llama El coronel no tiene quien le escriba«. Pues ya está. No hay nada más que decir. Si un colombiano y un uruguayo se ponen de acuerdo sobre Literatura, no hay nada que añadir.
Aun así, tengo que decir que me ha parecido un libro con mucha más profundidad de las páginas que ocupa. A través del pobre infeliz coronel, el autor nos habla de la crudeza de la muerte de un hijo, de las injusticias de las guerras, de la testarudez y picardía que reina en los entornos rurales, y sobre todo, de la espera y la esperanza. Hace poco leí el ensayo de Andrea Köhler sobre la espera, y nada dice Köhler de este coronel, pero es un ejemplo de esperanza inquebrantable. Como esa chica del muelle de San Blas que canta Maná, el coronel baja todos los viernes al puerto a ver si llega esa ansiada carta de su pensión de guerra…pero resulta que el coronel no tiene quien le escriba, y la pobreza y su niebla plomiza se adueñan de su casa y de la relación que mantiene con su abnegada mujer. De esto habla esta sencilla novela, del sentimiento de desasosiego ante la espera.
No sé qué tiene el estilo de este colombiano inigualable, pero embriaga. Te invita a leer más despacio. A paladear cada palabra. A saborear cada giro dramático. A sorprenderte con cada salida ingeniosa. A imaginar cada escenario, cada calle, cada casa, cada bar, cada personaje…Y en este caso no hay realismo mágico, pero lo mágico es su pluma. No sé si os pasa a todos, pero a mi me cautiva. En otros libros no llega a dibujar nítidamente en mi cabeza el aspecto de los personajes, pero es que con García Márquez me resulta muy fácil lograrlo.
Me encanta el Gabo. Por eso dosifico sus libros. Y de vez en cuando, si presiento que voy a tener tiempo suficiente para sentarme reposadamente a leer, me regalo alguno. Os invito a leer El coronel no tiene quien le escriba, disfrutaréis mucho su lectura, y estaréis ante una novelita corta en su extensión pero que perdurará en vuestra memoria. ¡Larga vida al Gabo!
¡Nos vemos en la próxima reseña!
Genio!!!!
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