Reseña de Ni siquiera los muertos de Juan Gómez Bárcena

La huida hacia delante como forma de mirar hacia atrás

Conocí a Juan Gómez Bárcena a través de su anterior novela, Kanada. Una gozada que me sedujo desde el principio y con la que disfruté como un niño. Lo pasé genial leyéndola. Creo que esta buena acogida por mi parte animó a la gente de SextoPiso a enviarme su última novela, Ni siquiera los muertos, que ahora os traigo. Bueno, eso y que el libro salió en mitad de la pandemia y no había forma de colocarlo delante de la gente. Y desde ahora les doy las gracias por la oportunidad y la experiencia lectora que me han regalado.

Ni siquiera los muertos es la historia de una persecución. El perseguidor se llama Juan de Toñanes (homenaje a su pueblo cántabro de la infancia), un conquistador pobre del siglo XVI al que encargan encontrar a un indio que ha sido educado por los cristianos, pero ha renegado de esas enseñanzas, “Un viaje que jornada a jornada va teniendo algo de renuncia, de cobardía íntima, de secreta huida. Perseguir al indio Juan y sin embargo descubrirse pensando en él como un compañero de aventura (…) Dos hombres sin hogar, avanzando porque ya no pueden retroceder. Pensar en el indio Juan para no pensar en todo lo que ambos han perdido: para olvidar el mundo que dejaron atrás”.

Esta persecución es solo un pretexto para el objetivo de fondo del libro: repasar la historia de México e incluso la historia de las utopías. Dos protagonistas que nunca retroceden, que siempre van al norte, “el norte, dicen, el futuro está en el norte”, el norte como progreso, aunque la novela cuestiona esa idea del progreso “In Gold We Trust” parafraseando la frase de los dólares. La acción transcurre desde el México colonizado del siglo XVI y llega hasta la época de Trump. Sin embargo, como ya hizo con Kanada, Goméz Bárcena se detiene en microhistorias, en personajes totalmente secundarios a los acontecimientos históricos y políticos, se aleja de los grandes protagonistas para buscar las repercusiones de esos movimientos en las personas anónimas. Estos dos Juanes son los protagonistas, pero realmente el Juan más importante, el autor, Gómez Bárcena tiene otros protagonistas: los grandes desheredados de la historia, esos colectivos que están fuera del sistema, que se dejan seducir por las mismas utopías siempre de una manera que no les dará nunca la redención, porque estas utopías acaban siendo absorbidas por el sistema.

La novela transita por varios géneros, quizás los más identificables sean la novela de aventuras y el western (con esos guiños al inicio de los capítulos a Cormac McCarthyy su Meridiano de Sangre), pero la novela busca incomodar al lector, obligarle a reflexionar y a plantearse su posición ante las grandes injusticias que genera el colonialismo y el racismo.

Según Ricardo Baixeras en El Periódico, “la victoria narrativa de Gómez Bárcena es querer narrar un mundo en lucha constante, narrar como si, narrar hacia un futuro y desde el futuro”. Por mi parte, le reconozco algunos méritos importantes como, por ejemplo, la capacidad narrativa de la denuncia social en momentos cruciales de la novela como cuando se refiere a los desheredados, “papeles es cierto que no tenían ni los tuvieron nunca: lo que sí tenían era la tierra. Desde que era pequeño el mundo. Desde entonces era que la tenían. Pero ellos les dijeron que la tierra no bastaba como prueba y Patrón se la quitó” o el momento en el que esos “sintierra” deciden hacer frente a la opresión colonial, estatal o capitalista (depende del momento histórico), “somos el pueblo y tenemos armas y tenemos armas porque tenemos hambre. La comida no alcanza y la tierra tampoco alcanza, pero el hambre sí, el hambre basta; es suficiente razón para matar a un hombre”.

Sin embargo, a riesgo de ir contracorriente, diré que el libro se me hizo larguísimo, lento, un rollo enorme. La temática es interesante, la trama, la estructura, la denuncia social y la reflexión que ella genera, todo esto funciona, pero se puede contar lo mismo con más salero. Carlos Zanón en Babelia es de la misma opinión, “en esta novela sólida y valiente uno echa en falta algo de deslumbramiento para el lector, a quien se le narra mucho pero apenas se le revela nada —ni de la violencia, ni de la injusticia, ni de la decepción o el horror— que ya no supiera al empezar a leer. Eso y una cierta falta de ligereza en los extensos monólogos de personajes que se encuentra Toñanes a lo largo de la odisea, que aportarían igual con mucho menos, hacen a ratos la lectura algo morosa”. Me he aburrido soberanamente leyendo el libro. Aun así, me alegro de haberlo leído porque Gómez Bárcena es un escritor que merece ser leído en sus luces y en sus sombras.

¡Nos vemos en la próxima reseña!

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