Latinoamérica nos ha regalado mucha Literatura de gran calidad. Tienen fama los escritores argentinos, los mexicanos y los colombianos (sí, Perú también, y Chile y Brasil…). En los colombianos tenemos a García Márquez por encima del resto y luego una cohorte de buenos escritores como Álvaro Mutis o Fernando Vallejo. Entre los más contemporáneos en 2018 he leído a Héctor Abad Faciolince (El olvido que seremos) y ahora os traigo a Juan Gabriel Vásquez y su novela El ruido de las cosas al caer (Premio Alfaguara de novela 2011). El ruido de las cosas al caer habla de los inicios de los cárteles de droga en Colombia. Sí, es un tema recurrente (Netflix también ha tenido su importancia en que nos suene repetitivo) y esta vez se hace algo pesado puesto que venía de leer El olvido que seremos no hace mucho tiempo y, bajo mi punto de vista, es mucho mejor libro aquel que al que ahora me refiero (aunque el abordaje del tema es diferente Abad Faciolince, le ha hecho sombra a Vásquez).
En este caso, la novela se centra en la relación de dos amigos que se conocen en los billares de Bogotá, un profesor de Derecho, Antonio Yammara, y su amigo, Ricardo Laverde, con una vida algo más misteriosa. La fuga de un hipopótamo de la Hacienda Nápoles es el desencadenante para que Yammara nos cuenta la historia de su relación con Laverde desde la muerte del segundo en un atentado en el que Yammara sale herido. Con aspecto de thriller, nuestro protagonista irá descubriendo los secretos de la vida de Laverde, que lo situarán a él mismo en varias encrucijadas que debe resolver (cuestiones éticas, profesionales, maritales…). Por el camino se encontrará con una hija de Laverde y entre ambos irán compartiendo pruebas de la vida de Laverde y de su pareja Elena Fritts (una joven americana que viaja de cooperante a Colombia y conoce a Ricardo). Elena muere en un accidente de avión (¿atentado?): “hay un grito entrecortado, algo que se le parece a un grito. Hay un ruido que no logro, que nunca he logrado identificar: un ruido que no es humano o es más que humano, el ruido de las vidas que se extinguen pero también el ruido de los materiales que se rompen. Es el ruido de las cosas al caer desde la altura, un ruido interrumpido y por lo mismo eterno, un ruido que no termina nunca, que sigue sonando en mi cabeza desde esa tarde y no da señales de querer irse, que está para siempre suspendido en mi memoria, colgado en ella como una toalla de su percha. Ese ruido es lo último que se oye en la cabina del vuelo 965”. Este acontecimiento marcará a Laverde de tal forma que será determinante en el devenir de la historia y, por lo tanto, de la novela.
Leedla si os gustan las novelas bien escritas. Destaca más por el estilo y la capacidad narrativa de Vásquez que por el contenido de la historia. De hecho, los acontecimientos están algo inconexos, hay cuestiones cogidas con pinzas y otras forzadas, pero está bien escrito así que se lee estupendamente. Aunque esta novela no sea de las que vaya a recordar eternamente seguiré recomendando escritores colombianos. Colombia merece ser reconocida más por sus escritores que por sus narcos.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
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