No conocía a Iris Murdoch antes de empezar con el blog ni con el perfil de Instagram. Ha sido de esas escritoras que descubro gracias a otros lectores. Tampoco tenía constancia de ninguno de sus libros, ni de su estilo, ni de sus preferencias narrativas… nada. Y creo que ha sido un buen descubrimiento, pero quizás Bajo la red no haya sido un buen comienzo. O seguramente haya quedado eclipsado por Devastación, que leí no hace mucho y retrata mucho mejor que Murdoch la caída en barrena de una persona supuestamente asentada.
La novela relata la vida de Jake Donaghue, un escritor y traductor inglés que, fruto de sus circunstancias, debe recurrir a su pasado para sobrevivir en el presente. Vuelve a encontrarse con su exnovia y la hermana de esta, algo que le llevará a rememorar un episodio inconcluso de su etapa como escritor en relación con un amigo con el que no supo enfrentar un problema. Fruto de estas tres relaciones de amistad, Jake entra en una espiral de decisiones incorrectas y sobrevenidas con cierto efecto dominó que lo sitúan en situaciones difíciles, pero con un toque inevitablemente cómico. Ese toque cómico, resultado también del uso de la picaresca para intentar solucionar sus problemas, es el que permite leer la novela prácticamente de un tirón.
Con este libro voy a contracorriente y es que, bajo mi punto de vista, Murdoch se queda a medias de todo. Se queda a medias de mostrar ese “particular descenso a los infiernos entre filósofos, sindicalistas, borrachos y perros prodigio” que resalta la contraportada (insisto en que Devastación lo relata mucho mejor). Se queda a medias de mostrarnos las angustias del protagonista por ser incapaz de escribir o de traducir nuevas obras. Se queda a medias de profundizar en las relaciones afectivas entre los protagonistas (si acaso la de Hugo es la que mejor queda retratada). Se queda a medias de ser una novela inolvidable. No obstante, se identifican algunas cuestiones que permiten vislumbrar el talento de la escritora irlandesa como, por ejemplo, un cuidado tratamiento del lenguaje (por ejemplo, subrayé “opresivo silencio”), el trasfondo filosófico (por ejemplo, “para mí el matrimonio sigue siendo una Idea de la Razón, un concepto que puede regular pero no constituir mi vida”) y el tratamiento psicológico de los personajes (por ejemplo, “tu problema, Jake, es que te impresiona demasiado la gente. (…) Todo el mundo tiene que seguir su propio camino. Las cosas no importan tanto como tú crees”.). Si algo se puede extraer de la novela es la idea de que hurgar en el pasado no hace más que empeorarlo, porque el recuerdo que conservamos de él siempre lo idealiza, y porque la imposibilidad de recrearlo lo marca con la señal de lo inapelable.
En 2005, la novela fue elegida por la revista TIME como una de las cien mejores novelas en inglés de 1923 hasta aquella fecha. Los editores de Modern Library eligieron la obra como una de las mejores novelas escritas en inglés en el siglo XX. A mí no me ha parecido para tanto, pero no soy ningún experto ni crítico literario para negar tales méritos otorgados por personas de un prestigio mucho más reconocido que el mío. Aun así, os acabo de reconocer ciertos recursos que os pueden hacer pasar buenos ratos de lectura.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
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