La caída de un hombre afortunado es un tema recurrente en la Literatura (diría que la Generación Beat aporta algunos ejemplos valiosos a la causa). Devastación de Kirstensen entra de lleno en esta lista de libros. Lo empezaré a recomendar a aquellos lectores y lectoras que busquen una historia de perdición, fatalismo, alcohol y decisiones erróneas. Una obra archirreconocida en los países nórdicos, aplaudida por Karl Ove Knausgard, que ahora nos trae Errata Naturae en un ejercicio de generosidad y compromiso con la cultura nórdica que no deja de sorprenderme y agradarme.
Kristensen nos regala a un personaje inolvidable, Ole Jastrau, un crítico literario que decide que su vida es demasiado perfecta para ser real: trabaja en un periódico de cierto prestigio, está casado con una mujer que le quiere y le mima, y tiene un hijo al que adora. Pero esta vida es demasiado fácil e impropia de un comunista de juventud y burgués acomodado en la actualidad. El vacío vital copa sus reflexiones y la angustia crece. Tanto es así, que esa frustración lo llevará a emprender su particular descenso a los infiernos (oh Dante, cuántas referencias nos han dado). Así que, poco a poco, y con altas dosis de realismo, Jastrau va entrando en una espiral de derrota de la que no sabrá salir. Un remolino de alcohol lo engulle durante toda la novela y le aleja de la paz de las aguas tranquilas que era su familia y su trabajo. Como dice uno de sus compañeros de periódico, “sacrificamos nuestra vida por una frase bonita”, pero ojalá fuese ese el problema. Para nuestro desgraciado protagonista el problema es otro, “uno puede opinar lo que le venga en gana, estética, ética, qué sé yo… pero cuando sus opiniones se adentran un poco en el terreno de lo económico, adiós libertad”. Y es que, al comienzo de la novela Jastrau escribe una crítica feroz de un libro que debía alabar… “ha sido la sospecha de que podía haber una posibilidad de que me obligaran, lo que me ha impulsado a dejarlo todo”. El propio Jastrau en ocasiones dibuja una situación no del todo acorde con la realidad, pero no pierde nunca el sentido del humor ni la conversación sagaz e intuitiva. Hay un momento del libro en el que se cruza con una de las personas que intenta ayudarle (que son muchas) y esta le espeta “y yo que creía que estaba con el colaborador estrella de Dagbladet, el célebre crítico” y Jastrau responde con infinitia sinceridad… “ya ve, no soy más que un hombre común y corriente que ha hecho sus pinitos en la exploración del alma y la libertad absoluta. De momento, he logrado convertirme en un borracho”.
La espiral no cesa, la marea solo se enturbia más y nuestro protagonista no remonta… “Un matrimonio arruinado y un trabajo arruinado. Allí estaba. Peleas y cristales rotos. Conquistas deplorables e infidelidades. Una conversación ridícula y un incendio. Alucinaciones y devastación (…) ¡Y whisky, whisky, whisky! “He anhelado vascos naufragados, muerte súbita y devastación”. Aquel poema de Steffensen en un pasado lejano, muy lejano”. Kristensen nos ofrece una idea aproximada de lo difícil que debe ser descender a los infiernos, porque el entorno intenta tenderte manos y solo la cabezonería de un ser que busca su propia devastación puede sobreponerse a todas las ayudas que se le ofrecen.
Es una lectura bella, e incómoda en algunos momentos. A nadie le gusta presenciar el descalabro lento y doloroso de otra persona. Pero la forma de narrar de Kristensen facilita mucho la tarea. Selecciona bien las imágenes y las escenas. Remarca con maestría los rasgos de Ole Jastrau y su empeño por autodestruirse. Hipnotiza. Sus más de 600 páginas no serán un impedimento si consigues entrar en la historia. No me ha durado ni una semana, son capítulos cortos que permiten cogerlo en cualquier momento, en cualquier rato que decidas dedicarlo a leer y no a Twitter. Hazte ese favor, deja el móvil y lee Devastación.
¡Nos vemos en la próxima reseña!