«Encierra a un hombre cualquiera en una jaula, dice el Pequeño. Dale una manta, un almohadón de pluma, un espejo y una fotografía de aquellos que ama. Encuentra una forma de alimentarlo y después olvídalo durante varios años. Bajo esas condiciones, el resultado será, en la mayoría de los casos, un hombre acobardado, reducido a la culpa, adaptado a la forma de la jaula».
Una fábula brutal, una metáfora continua de 140 páginas, una prosa en ocasiones brillante y siempre sobrecogedora. Dos hermanos caen en un pozo y tienen que sobrevivir sin que nadie vaya a sacarles. No te cuentan cómo han llegado hasta allí. El libro narra su supervivencia, sus cavilaciones, sus paranoias… un recorrido sagaz y duro sobre la condición humana. Un libro sobre la fortaleza del ser humano, sobre lo más íntimo y lo más elemental del Hommo Sapiens como especie, sobre lo que queda cuando no queda nada (por no quedar no les queda ni el nombre a los protagonistas)… capacidad de supervivencia, cooperación, pensamiento estratégico, dolor, sentimiento de pertenencia, familia, necesidades básicas… todo esto aparece retratado en esta novela absolutamente demencial, provocadora y perturbadora.
Una vez más, Iván Repila demuestra que es un escritor capaz de codearse con la más alta literatura, aunque quizás le siga faltando el golpe de suerte que lo sitúe entre los grandes. Leed esta exquisita novela con un nudo en el estómago, sufridla y si cuando termine te entran ganas de llorar, es que has encontrado la belleza que se esconde tras las más absolutas miserias.
PD: si sois observadores veréis que llevo dos fotos seguidas con un café entre medias, es que no me da la vida y necesito dormir menos y trabajar más. Así no se atiende debidamente el blog, así que os pido perdón por mis ausencias…
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