«Pienso que tengo derecho a ciertas enfermedades. Me las he ganado a pulso. Porque el mundo es casi siempre una mierda y cuesta un esfuerzo hercúleo tirar del carro».
Un libro (podría ser de Marta Sanz), un café, un lugar tranquilo y cómodo, y -como diría @evamrojas– ya tengo una patria 🏳
Otra vez autobiográfica. Otra vez ella misma, con todo y con nada. Otra vez vuelve a estar genial. No sé qué tiene esta escritora que me atrapa. Me alucina su prosa. Me flipan sus descripciones y enumeraciones. Divertidísima. Irónica. A veces basta, vulgar, incluso soez. Pero hace que suene natural. Sin tapujos. Sin remedio.
Lenguaje directo. Continuos guiños al Cine, al Teatro, a la Música, a la Literatura. Lo suyo las frases cortas. Incisivas. Muchas llenas de sentido y de sentimiento. Sabe llegar al corazón, lo hurga. Secciona con un bisturí finísimo el sentido de cada palabra. Lo mide. Lo exprime. Le da la vuelta y te lo muestra sin fisuras. En este libro todo duele, y sin embargo es liviano.
Mientras siga sin esconderse y nos deleite con su forma de contar historias, seguiré viniendo a beber de sus abrevaderos, de sus libros. Me la sigo imaginando escribiendo y veo a una actriz desnuda sobre un escenario interpretando sentidamente cada oración, por muy corta que sea. Que no le falten las musas.