La perspectiva histórica jugó una mala pasada a Lope con una de sus obras cumbre
Si seguís el blog de cerca, sabréis que no hace mucho me marqué como objetivo literario de los próximos años leer las obras cumbre de la literatura española que me faltan. He empezado por Lope de Vega, uno de nuestros más ilustres, y si hace unos meses leí El perro del hortelano hoy os traigo Fuente Ovejuna. Fue compuesta en tres actos hacia 1612-1614 -aunque no se sabe con precisión, se sabe que pertenece a la época de madurez del dramaturgo- y publicada en Madrid en 1619. He leído la edición de Cátedra, pero el Instituto Cervantes la tiene en abierto en internet. Antes de seguir, Fuente Obejuna existe, se escribe con b y está en la provincia de Córdoba. Allí se han hecho representaciones de la obra de Lope, aunque si me tengo que quedar con dos representaciones de todas las que se han hecho me quedo con la adaptación de Valle Inclán protagonizada por María Guerrero y su marido en la realidad Fernando Díaz de Mendoza, y, por simbólica, la representación que se hizo en Madrid en 1935 en plena Guerra Civil.
Fuente Ovejuna aparece actualmente como una obra de contenido social y reivindicativo, sin embargo, en su momento fue una obra conservadora, de propaganda de la monarquía absolutista. En ella se representa la rebelión del pueblo llano, unido ante la tiranía y la injusticia propia del Antiguo Régimen. A la historia de amor de Laurencia y Frondoso se interponen los celos y la tiranía del Comendador Fernán Gómez que termina violando a Laurencia y desencadenando la acción de la obra. Está escrita predominantemente en versos octosílabos (romances y redondillas), mientras que los endecasílabos propios de las primeras obras de Lope son muy escasos.
En la edición de Cátedra, la introducción de Juan María Marín es muy ilustrativa porque desgrana cómo se forja la obra y plantea una doble lectura: la social y la política. Según Marín, Lope no tuvo la información que actualmente tenemos de los hechos históricos acaecidos durante la obra, “Lope no se acercó a la fuente con miras arqueológicas de historiador ni tampoco con la mentalidad social de un dramaturgo moderno (…) le interesaba fundamentalmente la creación de un espectáculo atractivo, de un poema dramático, aunque, claro está, no podía sustraerse a determinadas ideologías imperantes en su época”. La lectura de Fuente Ovejuna como un drama poético donde se expresan los más nobles deseos de justicia de toda una comunidad oprimida tiránicamente no fue el móvil Lope ni así se entendió en el siglo XVII. La obra no constituyó ningún escándalo y además llevaba implícita un homenaje al Duque de Osuna (miembro de la misma casa de don Rodrigo Téllez Girón, el que era Maestre de Calatrava cuando ocurrió la rebelión de Fuente Obejuna). Lope creó una comedia y, asevera Marín “no podemos caer en el error de contrastar, desde un punto de vista político-social y, en definitiva, ético, la versión que Lope da de los hechos históricos, con la que la historia social nos ofrece”.
Fuente Ovejuna ha llegado hasta nuestros días y la expresión “todos a una como en Fuente Ovejuna” seguramente esté nutrida tanto por la obra de Lope como por los hechos históricos. En la obra esta unión del pueblo se manifiesta abiertamente en dos momentos; en una conversación entre los habitantes para decidir cómo afrontan la visita del juez que viene a investigar el asesinato del Comendador, del verso 2089 al 2113 (“Concertados todos a una/en lo que habéis de decir.// ¿Cuál es tu consejo? // Morir/ diciendo: “Fuente Ovejuna” / Y a nadie saquen de aquí /Es el camino derecho:/ ¡Fuente Ovejuna lo ha hecho!”) y en la posterior conversación entre el juez y el Rey Fernando, donde el juez, tras la visita al pueblo, reconoce al rey que “Haziendo averiguación/ del cometido delito,/una hoja no se ha escrito/ que sea comprobación;/ porque, conformes a una,/ con un valeroso pecho,/ en pidiendo quién lo ha hecho,/ responden “Fuente Ovejuna” (…) Y pues tan mal se acomoda/ el poderlo averiguar,/ o los has de perdonar,/ o matar la villa toda”.
Leer las obras de Lope de Vega es sinónimo de pasar ratos divertidos al tiempo que se descubre a un autor exquisito y un maestro del lenguaje. Es cierto lo que en esta reseña he destacado sobre la interpretación de la obra y reconozco que yo me dejé llevar por el primer análisis, pero no es menos cierto que el papel salvador de los Reyes Católicos es explícito y exige una lectura más crítica de lo que Lope representa en ella. Sea como fuere, es una delicia leer a Lope y una suerte que aun me quedén tantas obras por descubrir de uno de nuestros genios literarios más reconocidos.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
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