Me gustó lo que no esperaba y me decepcionó lo que me llevó a leerla
Hay veces que los libros se nos atragantan antes siquiera de empezarlos. Los sacamos de la estantería de libros pendientes (yo tengo dos estanterías completas para este fin), los dejamos en la mesilla como “próximas lecturas” y, por algún motivo que no alcanzo, los terminamos devolviendo a la estantería antes de leerlos. Eso me ha pasado varias veces con Illska. La maldad de Eiríkur Örn Norddahl, editada en español por Hoja de Lata. Se trata de una novela multipremiada en Islandia que llegó a estar nominada al Premio Médicis Extranjero en 2015. Mi edición es de 2018, así que no descarto que lleve desde entonces en la estantería. Hace unas semanas, por fin, me lancé a leerla.
La novela cuenta la historia de Agnes de un triángulo amoroso entre Agnes, Omar y Arnór. Bueno, ante todo es la historia de Agnes y Omar, que se encuentran una gélida madrugada en el centro de Reikiavik. Ella, obsesionada con el Holocausto, estudia para su tesis doctoral el auge de los populismos xenófobos en Europa. Él, un filólogo islandés, malvive con trabajos precarios. Arnór, el tercer vértice de esta trama es un neonazi cultivado y dialogante, al que Agnes entrevista para su tesis. Toda la autoestima que le falta a Ómar la tiene Arnór. Pero, la historia no empieza con estos personajes. Ciertamente, las historias nunca empiezan desde donde empezamos a contarlas. La historia (y la Historia) siempre es más compleja. Y esta historia tiene otro principio. Este principio está en el pueblecito lituano de Jurbarkas, donde en 1941 los colaboracionistas locales, amparados por el ocupante nazi, masacraron a todos los judíos de la aldea. Allí vivían los cuatro bisabuelos de Agnes. Dos eran judíos y los otros dos…ejecutores.
La editorial ha publicitado la novela destacando que se trata de “la gran novela sobre el auge de la ultraderecha en Europa”, y puede funcionar bien como slogan publicitario, pero también creo que se aleja de lo que supuran sus páginas. Porque sí hay tratamiento histórico del auge de la ultraderecha, y tratamiento ensayístico, y los personajes entran de lleno en este tema, pero creo que la novela plantea más preguntas que respuestas y, además, creo que es ahí donde la novela tiene alguna oportunidad de brillar con luz propia. Una particularidad de la novela es la cantidad de voces que la cuentan; encontré tres narradores: un narrador omnisciente, un narrador del presente y una tercera voz que funciona como verbalización de los pensamientos de un bebé. Estos narradores se iban intercalando como se intercalan el presente y el pasado en la historia. Esto puedes verlo como una virtud de la novela, pero a mí me sacaba continuamente de las tramas principales y me daba mucha rabia, incluso en algún momento llegué a pensar ¿por qué el autor no ha escrito dos o tres novelas en vez de mezclarlas en una sola?
Como veis, tengo sensaciones encontradas. He disfrutado del libro, he disfrutado de la historia, me lo he pasado bien jugando a los buenos y los malos (sobre todo con Arnór) y he aprendido Historia más allá de la concentración centroeuropea del conflicto nazi (toda la historia de Islandia para mí era una novedad). Pero he terminado el libro con la sensación de haber leído una telenovela de amor y deseo en un siglo XXI todavía hoy ensuciado por el pasado fascista del siglo XX europeo. Y yo venía a leer una novela sobre el auge de la ultraderecha en Europa…
¡Nos vemos en la próxima reseña!
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