El primer Montalbano. Y si lo lees, seguro que no será el último.
Estoy enganchado a la saga de Montalbano. A todos en algún momento de nuestra vida nos pasa. Me parecen unas novelitas muy apropiadas para ir intercalando entre lecturas más sesudas. Son frescas y bastante reconfortantes para el lector. Además, esta edición de Salamandra con las portadas de Riki Blanco es deliciosa. Espero poder completar la colección y no quedarme a medias (como tantas veces me ha pasado con estas ediciones). Sabéis que no empecé a leer esta saga por el principio, por dejarme aconsejar por el gran Guillermo Altares, pero hoy os traigo el primer Montalbano. Con esta novela Andrea Camilleri presentó en sociedad al que se convertiría en uno de los iconos literarios más reconocidos de la novela negra europea.
En La forma del agua, el comisario Montalbano se enfrenta a un enrevesado caso: un conocido político y empresario aparece muerto semidesnudo en el interior de su coche en un arrabal donde reinan la prostitución y la droga. Todo apunta a que ha fallecido de un ataque al corazón después de haber mantenido relaciones íntimas con una persona desconocida. Sin embargo, Salvo Montalbano no se fía, y armado con su natural olfato para los comportamientos extraños, se propone descubrir la trama sexual y política que se esconde tras el presunto crimen. Las tramas de Camilleri son entretenidísimas, pero de fondo el autor va perfilando la personalidad de su protagonista que es quien realmente nos mantiene pegados a cada entrega de la saga. Si tuviéramos que presentar al protagonista podríamos decir que Salvo Montalbano es un italiano en mitad de la cuarentena, que conserva una novia en Génova y es comisario de policía del pequeño (y ficticio) pueblo de Vigàta, en Sicilia. Fiel amigo de sus amigos, amante de la buena mesa y sabedor de que la tierra ha girado y girará muchas veces en torno al sol, Montalbano es el compendio vivo de las antiquísimas culturas mediterráneas. Su calidad humana, unida a su infalible perspicacia, han hecho de su creador, Andrea Camilleri, uno de los autores más leídos de Europa.
Lo dicho, son lecturas sencillas, entretenidísimas y frugales, que a mí me sirven como aquello que un día denominé “libros sorbete” porque van entre platos principales y sirven para refrescar la boca y dejar una agradable sensación antes de un plato más contundente. Os recomiendo tener siempre libros así a mano, muchas veces dejamos de paladear lecturas más profundas por encadenar varias seguidas y terminar fatigados. Al menos a mí me pasaba, y con esta estrategia disfruto mucho más de todo lo que leo.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
No he leído ningún libro suyo y es hora de comenzar porque tiene usted razón, debe añadirse un poco de frescura entre tanta lectura contundente. Saludos.
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Ya me contará si Camilleri satisface las expectativas!
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