Una lectura muy sugerente para pensar alternativas al capitalismo
Llego a este libro de una manera curiosa. Llegaban las navidades del año pasado y quería hacer un regalo a mi hermano en forma de libro. Pregunto a mis libreros de referencia por un ensayo que combine política y economía. Sé a quién pregunto y sé el sesgo que le va a imprimir, un sesgo con el que yo me siento cómodo, pero seguramente mi hermano no. Y eso es lo interesante de los ensayos, proponérselos a quien le pueda reventar alguna vena del cerebro mientras lo lee. En el proceso de búsqueda de libros en la librería, termino por elegir otros para mi hermano y yo me quedo con este. Y creo que ahora se lo voy a recomendar a él, porque Gobernar la utopía. Sobre la planificación y el poder popular de Martín Arboleda, editado por Caja Negra, es un ensayo importante para pensar de otra manera, para buscar salidas alternativas a un modelo político y económico, el capitalismo, que podemos entender ya como fallido. Veamos qué nos propone este autor colombiano y profesor de Sociología de la Universidad Diego Portales.
El objetivo del ensayo es “identificar y recuperar aquello que es emancipador en la planificación tal como esta ha existido. Esto incluye no solamente la planificación del pasado histórico, sino también nuevas formas de planificación insurgente que han emergido en municipios y territorios para confrontar los efectos desintegradores del capitalismo tardío en su configuración financiarizada, microelectrónica y rentista”. La conceptualización del término básico del ensayo -la planificación- tiene una primera estación muy sencilla en la definición de Cockshott y Nieto, “la planificación es la capacidad de determinar democráticamente rumbos de desarrollo económico y social a partir del control del proceso productivo global”. Leedla las veces que haga falta hasta que os la apropiéis, si entendéis esto, el ensayo está chupado. Sin embargo, esto es insuficiente para Arboleda, pues “la planificación no se limita al ejercicio economicista de organizar las relaciones de producción. Al ser una práctica con una fuerte sensibilidad utópica, también comprende la aspiración estética de crear y movilizar nuevas formas de deseo y de disfrute”. En consecuencia, este abordaje más o menos sistémico afecta a la estructura del ensayo. Así, en los diferentes capítulos el autor aborda el problema de la planificación democrática desde las diferentes ópticas asociadas a las condiciones de: posibilidad, técnica, político-institucionales (aquí aborda el tema de “la política del conocimiento en el capitalismo tardío” y el rol de las universidades, una maravilla), escalares (este capítulo es una joya) y epistémicas. A lo largo del texto, el autor va delimitando qué entiende por planificación y por planificación democrática, atendiendo continuamente a la meta de esta planificación que no es otra que “la transformación revolucionaria de la sociedad” a través de “la apropiación de las tecnologías capitalistas y una reasignación óptima de las mismas, la activación política de las masas populares y un andamiaje institucional que pueda traducir debates valorativos sobre distintos caminos de desarrollo en instrumentos técnicos de intervención”. Esto que suena muy rococó, no es más que poner al servicio de la ciudadanía todos los mecanismos económicos, tecnológicos, sociales y democráticos para que el progreso sea sostenible y controlado por las bases sociales.
Arboleda es consciente de que su tesis tiene una crítica superficial muy previsible y es que este modelo ya tuvo su momento y resultó fallido. En los 90 la planificación económica se desecha como modelo dada “la excesiva burocratización del proceso de toma de decisiones, la pérdida de competitividad de las economías centralmente planificadas y en algunos casos el empleo del terror estatal para implementar reformas profundas”, y surge la gobernanza, cuya función es “velar por la eficiencia, generar un entorno atractivo para la inversión privada e inculcar actitudes y disposiciones empresariales en la población (…) pese a las críticas, la gobernanza se presenta hoy en día como el único modo de gestión viable” y nos hemos olvidado de la planificación. Sin embargo, “el conocimiento histórico, el hecho de que las cosas no solamente pueden ser radicalmente otras, sino que en efecto lo han sido en algún momento del tiempo” es una obligación intelectual y ética porque reconoce que “la ruptura es una posibilidad concreta de la vida social”. Y más en el momento actual, en el que las condiciones han cambiado y una vuelta a la planificación es una oportunidad y una responsabilidad ética y social, porque “el incipiente debate sobre la planificación ofrece un inesperado espacio de apertura teórica y política para volver a discutir visiones ambiciosas y radicales de futuros postcapitalistas (…) lo innovador de esta discusión es que permite un desplazamiento desde los argumentos típicamente moralistas y/o celebratorios sobre las economías alternativas hacia un examen concreto de su viabilidad económica, su factibilidad técnica y sus condiciones político-institucionales”.
Todo el libro es sumamente interesante. Nutrido de ejemplos muy bien seleccionados, el autor va tejiendo una red argumentaría densa y robusta que le permite ir definiendo su propuesta. Y todo esto lo hace desde la mayor honestidad intelectual, sin evitar las problemáticas de implementación real y sin pretender tampoco resolverlas, sino aprender a gobernarlas desde la utopía. Una lectura fundamental para intentar pensar un mundo postcapitalista, que dadas como están las cosas en la actualidad no parece un escenario reflexivo que podamos ni debamos evitar, porque este capitalismo feroz, este realismo capitalista al que nos abocaba Fisher, está destrozando el planeta, a las personas y las democracias. El primer paso para abordar una problemática de manera seria es leer, el segundo es pensar y el tercero es actuar. Empecemos cuanto antes. Leamos a Arboleda.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
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