Reseña de Julio Cortázar y Cris de Cristina Peri Rossi

Ojalá os escriban un libro como este

Todos tenemos escritores venerados y respetados de los que queremos conocer “hasta sus andares”. Uno de los míos es Julio Cortázar. De él quiero leerlo todo y quiero saberlo todo, quiero conocer anécdotas, reflexiones profundas, biografías parciales y todas sus novelas, poesías y ensayos. Aun estoy empezando en esta difícil empresa y uno de los libros que más ganas tenía de leer es este de Cristina Peri Rossi, Julio Cortázar y Cris, editado por Cálamo. Antes de empezar una confesión, no había leído nada de Cristina Peri Rossi; y un reconocimiento, ya estoy buscando alguno de sus libros.

Este libro es un canto libre y apasionado a la amistad y la memoria de un amigo. Es la reivindicación de un gran escritor en su faceta personal. Cristina Peri Rossi narra a través de anécdotas, cartas y más de una confesión, su relación personal con el argentino. No esconde su amor y complicidad con Cortázar y pone por delante su obra a la que le reconoce todos los méritos posibles, “para un escritor, lo más difícil es estar a la altura de su obra. En tu caso, eso te exigió crecer muchísimo”. Según la uruguaya, el argentino es “el gran cronopio”, en alusión a esos seres soñadores de su famoso libro Historias de cronopios y de famas que tanto hemos elogiado en este blog. Peri Rossi compartió una amistad sincera y profunda con Julio Cortázar, una amistad basada en una conexión personal y en un gusto por los mismos referentes literarios y musicales. En la literatura coincidieron en la poesía, dice Peri Rossi que “la poesía, que es la mayor cantidad de significado en la menor cantidad de palabras, es una operación mental que exige un poco más de concentración y un nivel neuronal superior. Nadie lee poesía para entretenerse o pasar el tiempo” y me parece una definición muy precisa. De la música destaca su gusto por el jazz y el tango, y la autora recuerda que Cortázar “encontraba en el tango y en el jazz una similitud: el desprecio que las clases altas habían sentido por una música no culta, nacida, una, en los burdeles rioplatenses, la otra, en la tristeza de los negros de las plantaciones algodoneras de Nueva Orleans. El jazz y el tanto tienen algo en común: la nostalgia. Pero la poesía también surge de la nostalgia y quizás cualquier forma creativa es nostálgica, porque somos seres en el tiempo, o sea, condenados al extrañamiento, a la transitoriedad”. Ojalá haber sido su amigo, de ambos, y haber divagado sobre lo divino y lo humano de todas las facetas del arte; hablar de cine, de literatura, de música, de lo que son las ciudades y lo que no son las personas, del pasado y del presente, pero sobre todo del futuro. Leo a Cristina Peri Rossi contar su relación con Cortázar y me imagino a los personajes del Soñadores de Bertolucci ávidos de conocimiento paseando por París.

Antes de terminar, me gustaría destacar una frase que le escribe Peri Rossi a Cortázar treinta años después de su muerte. La uruguaya dice, “morir es la forma más definitiva de estar siempre que ya no podamos caminar juntos (…). No lo hacemos físicamente pero lo hacemos de otra manera”. Y no puedo estar de acuerdo. Hasta que seamos olvido (como decía Borges y Faciolince recoge en su libro), somos recuerdo y ahí somos inmortales. Así lo siento ahora que he perdido a mi padre y lo tengo más presente que en vida. Así le pasa a Cristina Peri Rossi con Cortázar, y es que es normal que le eche de menos, debía haber pocas personas más interesantes que el gran cronopio sobre la faz de la tierra. Ojalá más libros sobre Cortázar y ojalá todos leyendo a Cortázar en los parques del mundo.

¡Nos vemos en la próxima reseña!

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