Reseña de Canto yo y la montaña baila de Irene Solà

Una bellísima novela donde el estilo de la autora florece entre unos personajes únicos

No se te hace raro que te hable una seta. Así me recomendaron este libro mis corsarios favoritos. Y creo que es un buen resumen de Canto yo y la montaña baila que ha publicado Irene Solà y con el que ha revolucionado el panorama narrativo nacional (con permiso de la gran Andrea Andreu y su Panza de burro, próxima reseña en este blog).

Canto yo y la montaña baila es una continua sorpresa, un maravilloso sobresalto de casi doscientas páginas ambientada en una zona de los Pirineos entre Camprodom y Prats de Molló. Sus protagonistas distribuyen sus existencias, más felices, más desgraciadas o más resignadas a través de capítulos donde todos los protagonistas de la novela tienen voz. Los rayos tienen voz y saben el mal que hacen cuando lo hacen. Las leyendas participan de la fiesta de la imaginación, y lo hacen de tal manera que resulta indiferente si lo que leemos es verdad o ficción: siempre terminan conmoviendo. O interrogándonos. El contexto montañoso, montañero y, por lo tanto, rural es un alegato a la tranquilidad y la relativa importancia de la frenética urbe donde aspectos tan dispares como el tiempo, “el tiempo también tiene otra consistencia aquí arriba. Es como si las horas no pesaran lo mismo. Como si los días no duraran lo mismo, ni tuvieran el mismo color ni el mismo gusto. Aquí el tiempo es diferente, tiene otro valor”, o las pasiones “las pasiones también son más crudas aquí arriba. Más desnudas. Más auténticas. Aquí arriba la vida y la muerte, la vida y la muerte y el instinto y la violencia están presentes a cada paso. Todos los demás nos hemos olvidado de la trascendencia de la vida. Los de ciudad vivimos rebajados con agua. Pero aquí, aquí se vive todos los días. Cuando empieza el buen tiempo, aunque sea un buen tiempo delgaducho y poco convencido de primavera que empieza a asomar, necesito subir a la montaña al menos una vez al mes”, se viven de diferente forma.

Irene Solà se nutre de algunas leyendas, mitos y cuentos de la zona para tejer una madeja de ilusiones, perdones, amores imposibles, relaciones verdaderas, proyectos inacabados, errores fatales y aciertos menores donde el narrador va cambiando de cuerpo a medida que avanza la historia. Rayos, ciervos, fantasmas incluso setas toman la palabra para dar forma a una experiencia lectora infinita. A través de todos estos protagonistas, el lector consigue ir relativizando su importancia en detrimento de la naturaleza, sus tiempos y sus leyes, por ejemplo, el testimonio de la montaña nos da una idea de lo efímera que es nuestra vida, “cómo moríais mientras nosotras nos levantábamos en el aire. Arriba. Toneladas de roca y tierra, de granito, gneis y calcita. Nos levantamos hacia el cielo, desde las profundidades. Con toda la tenacidad, con toda la paciencia, con toda la lentitud, con todo el destrozo. Nos levantaba un empuje oscuro, una fuerza bruta nos mandaba hacia arriba, la roca se retorcía, la tierra se sobreponía, se amontonaba, se doblaba, estallaba”.

Irene Solà firma una deslumbrante novela que recoge, con el aire de atemporalidad de los cuentos, los mitos y leyendas del Pirineo catalán. La autora deslumbra con un talento diferente, valiente y libérrimo para volver a pintar las paredes de la literatura en catalán: una novela con la fuerza de las raíces y con la potencia de la magia: hacia el futuro a través de la lo heredado, hacia la renovación a partir del folclore, de lo vernáculo, de las tradiciones. Todo lo que existe tiene algo que decir en esta estupenda novela. Me ha encantado el capítulo de la perra Lluna, me parece conmovedor y me ha dejado mal sabor de boca el lío de personajes, porque la madeja que va tejiendo Irene Solà en ocasiones deja vacíos que llenará en capítulos posteriores, pero en el momento el lío frena y aleja de la lectura. Pero continuarás, porque es importante llegar al final y entender el mensaje de la autora: no debemos darnos tanta importancia, cualquier día nos parte un rayo, pero al siguiente las flores van a seguir creciendo.

¡Nos vemos en la próxima reseña!

4 comentarios sobre “Reseña de Canto yo y la montaña baila de Irene Solà

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  1. Pues lo tengo en la montaña de pendientes, pero de estas cosas que siempre lo voy aplazando. Creo que ahora subirá algunos puestos hasta los primeros lugares. No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece.
    Un abrazo.

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