¿Os gusta Criminal Minds? Os gustará este libro. A través de una entrevista con el asesino de cuatro taxistas, se reconstruyen los crímenes ocurridos en Buenos Aires en septiembre de 1982, las razones, los desencadenantes y sobre todo las consecuencias de aquellos homicidios. Es muy interesante la posición en la que el autor coloca al lector. En un principio nadie puede empatizar con un asesino de este calibre, pero Busqued nos va presentando al asesino y es difícil no terminar justificando las acciones y quitando importancia a las fechorías. Vale, quizás no tanto, pero sí que sirve para entender la naturaleza de los crímenes (algo harto difícil). Lo incomprensible tiene cierto erotismo, nos pone, nos engancha, retiene nuestra atención y nos hace pasar las páginas a mayor velocidad.
El asesino era un chaval cuando cometió los asesinatos, pero hoy es un adulto sensato, tranquilo, que sigue en la cárcel sin una razón aparentemente justa. Y sin embargo, el protagonista agradece haber entrado en la cárcel, «si no hubiera caído preso…, pienso que por la forma de vivir que tenia, de no ver el mundo real, pienso que me habría terminando matando antes de los veinticinco«. El entrevistador le interpela con un «por qué» y aquí es donde llega su extraña sensatez:
«Por no poder soportarlo. El mundo real exige atención. Al no dársela, lo perdéis, a ese mundo real. Y el otro mundo no te da de vivir, no te sirve para vivir. porque una cosa es tener ese mundo cuando sos adolescente…, pero es distinto cuando ya sos más grande y tenés que rendir en un trabajo o una familia, darle atención esto y a lo otro, y si estás todo el día en ese mundo paralelo, terminas arruinado, hecho mierda, solo como un adoquín, o viviendo en la calle».
Uno de los momentos más álgidos de la entrevista es en el que explica la razón por la que mataba…
«yo no fantaseaba con MATAR. En mis películas yo era el bueno, el héroe…, nunca era el malo, el asesino. (…) fuera cual fuera la fantasía, yo era el protagonista. En el mundo real, yo no era el protagonista. En ese mundo de fantasía, no fantaseaba con matar, no fantaseaba con torturar. Fantaseaba con ser alguien, cosa que en la vida real no era».
No es fácil leer estas cosas. Te coloca en el tablero. Es imposible no sentirse en parte responsable (social) de estas atrocidades. La gente mata porque la sociedad los aparta, los ignora, los aniquila en la pobreza, la exclusión y la negación permanente. ¿Y tú que has hecho por cambiar su condición? Nada. Pues ahora te jodes y lo afrontas.
A nuestro protagonista, Ricardo, le diagnostican un sinfín de patologías muy chungas: personalidad anómala, trastorno esquivo perverso histérico, trastorno esquizotípico de la personalidad, síndrome esquizofrénico sobre personalidad psicopática, trastorno de personalidad antisocial con núcleos esquizoides, cuadro delirante crónico compatible con parafernalia o paranoia, autista. Joe, vaya ensaladita fresca… y oye, seré yo, pero después de esta macabra lista Ricardo me cae mejor. Será esa infancia con el Murdock del ‘Equipo A‘ o los internos de ‘Alguien voló sobre el nido del cuco‘, pero los locos me caen bien. El caso es que a Ricardo le van cambiando el diagnóstico con el paso de los años con la única intención de mantenerlo preso porque políticamente sería una desgracia soltarlo (con la condena ya cumplida). Una gran putada para nuestro protagonista… que sin embargo tiene pánico a ser libre, el conocido como «síndrome del preso» es una realidad en este libro.
Así que nada, tenemos un protagonista de origen humilde, pobre, socialmente excluido y con algún tipo de trastorno psicopático…. ¿ahora entendemos mejor su comportamiento? Pues de eso va el libro. De no interpretar ni emitir juicios valorativos sin conocer. Dando voz al protagonista genera un espacio para acercarnos a comprender la naturaleza de un asesino. Un libro sobre el crimen, pero también sobre una manera de habitar el mundo, o de ausentarse en él. Recomendable para una lectura sencilla y llena de preguntas acertadas y respuestas inesperadas. La no ficción tiene sus miserias y sus aciertos. Buen trabajo el de Carlos Busqued tanto en la investigación y la entrevista como en la elaboración de este texto.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
Reblogueó esto en Oikologíasy comentado:
Un libro que difumina los límites de lo correcto y te lleva a empatizar con un asesino
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