«Bien, dijo June. Y entonces fue como ¿hasta qué punto mi vida consiste en perseguir algo y conseguirlo y hasta qué punto consiste simplemente en dejar que las cosas pasen?».
Una novela, como dice el editor, sobre las segundas oportunidades. Sobre las posibilidades de reinserción emocional. Sobre los errores y sobre esa permanente disyuntiva entre el corazón impulsivo y el corazón que reclama estabilidad y calidez. Decía Vetusta Morla que «dejarse llevar suena demasiado bien» y de eso trata esta novela, de personajes que se dejan llevar. Pero también sobre cómo gestionan la corriente por la que transcurren, mientras ven alejarse lo que habían construido. Es fácil identificarse con algunos personajes, con sus decisiones, con sus aciertos y también con sus errores, y sobre todo es fácil identificarse con esos cruces ante los que tienes que elegir y la vida no te da ni una pista de por dónde debes ir.
Está bien, es entretenida. No es un novelón. No es una historia inolvidable, pero es de esos libros que tampoco sientan mal. Es un trozo de sandía a media tarde. Si la comes bien, si no la comes tampoco pasa nada, pero comerla te refrescará. Pasarás un buen rato leyendo esta novela.
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