«La historia se escribía por encima de nuestras cabezas. No podíamos impedir lo que sucedía».
Una novela entretenida, sin grandes sobresaltos, bien. No es terrible, ni conmovedora, ni excelente, ni divertidísima, ni muy tierna. Está bien.
Aprovecha una cena con amigos y un giro dramático tras la cena para hablarnos del paso del tiempo, de la soledad, de la pareja, del abandono, el sentido de nuestras vidas… A camino entre una novela policiaca, un thriller y una tragicomedia.
La traducción le hace un flaco favor, porque podría estar mejor y a veces hay cambios de género y número, incongruencias, palabras forzadas… y me extraña porque es el Premio Renaudot 2016, y porque tiene buenas críticas (a mi humilde parecer, excesivamente generosas).
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