Reseña de El ritmo de Harlem de Colson Whitehead

No es su mejor libro, pero sigue en buen estado de forma

Haber ha ganado dos Premios Pulitzer, uno por El ferrocarril subterráneo (2017) y otro por Los chicos de la Nickel (2021) (a mi juicio más merecido el primero que el segundo), es una hazaña suficientemente importante como para adentrarte en otro título de Colson Whitehead, en este caso El ritmo de Harlem, editado también por Random House. La obra de Whitehead analiza el dolor y la tragedia desde cuestionamientos morales de calado político, social y económico de los afroamericanos.

Ahora en El ritmo de Harlem, Whitehead aborda el mismo tema desde la figura ficcionada de Ray Carney, hijo de un miembro de la mafia local y padre de familia modélico que regenta una tienda de muebles. Ray intenta alejarse de la vida de delincuencia que su padre le mostró de niño, pero con un segundo hijo en camino necesita sacarse un dinero extra revendiendo artículos robados. Ahora, su primo Freddie le ofrece participar en algo más peligroso: el robo del famoso hotel Theresa, el Waldorf de Harlem. Policías corruptos, gánsteres locales y pornógrafos pirómanos pasan a formar parte de su clientela habitual, y Ray tendrá que hacer equilibrios para mantener esta doble vida sin morir en el intento. De esta forma Whitehead recrea el paisaje criminal del Harlem de los años sesenta, un lugar que se convertirá en el centro de la lucha por los derechos civiles y donde la muerte de un adolescente negro abatido a tiros por la policía desencadenará los famosos disturbios de 1964. Aunque esto esté de fondo, la cotidianeidad de la vida de Ray Carney también es interesante en la novela. La relación con su mujer, con sus hijas, sus preocupaciones por mantener a flote una familia y a sí mismo a veces teniendo que bracear hasta la extenuación para no tragar agua… todo esto para mí es casi más relevante que el tratamiento de los conflictos raciales en el Harlem de mediados de siglo XX. Aún así, seguramente el libro venda por esto último y es cierto que el autor sigue siendo un maestro en mostrar las desigualdades y la discriminación racial en una época cuyos ecos aún resuenan en nuestro presente. Publicado en 2023, todavía recoge los últimos ecos de la muerte de George Floyd y de una reivindicación social y mediática que tuvo una gran repercusión.

Personalmente me costó entrar en la historia. Tardé en pillarle el punto a la trama y no terminaba de convencerme la propuesta. Al final lo disfruté mucho y terminé con la sensación de seguir dándole oportunidades a Colson Whitehead porque con más o menos acierto sus libros no me dejan indiferente. Y a la literatura solo podemos exigirle eso, pellizcos y zarandeos éticos. Si encima la propuesta estilística es atractiva, pues mejor que mejor, pero eso es una concesión del autor. Lo importante es el trasfondo axiológico, al menos para mí. Y en eso Whitehead sigue siendo una pluma a tener en cuenta.

¡Nos vemos en la próxima reseña!

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