No sé si es una obra maestra o un timo literario
No sé si lo que acabo de leer es una incipiente obra maestra o un timo literario. Me muevo en esos extremos. Me gustaría pensar que Un viaje a la India de Gonçalo M. Tavares madurará bien y será un clásico universal. Tiene los mimbres para serlo. Pero temo que pueda quedarse en nada. Tiene muchos aciertos, pero comete cuatro errores que a mi juicio lo ensombrecen. El primero es querer ser una Odisea contemporánea. El segundo es querer ser un Ulises contemporáneo (Joyce homenajea a Homero con su paseo dublinés). El tercero es hacerlo en verso. Y es que yo esto del verso libre lo llevo un poco mal. El verso libre es a la poesía lo que el pádel al tenis: una práctica de gente más vaga y con menos preparación para dedicarse a deportes de verdad que se entretiene “jugando a ser”. El cuarto son las decisiones sobre la trama que va tomando. En este voy a detenerme.
Tavares juega a ser poeta, una especie de Dante en cutre. Filosofa a través de su personaje, Bloom (otro guiño a Joyce). Lo somete a situaciones que ponen a prueba sus creencias, sus valores, sus principios, y a partir de esas escenas, reflexionamos sobre todo lo divino y lo humano. Así pues, Bloom, asesino confeso de su padre porque este decide matar a su amada, huye a la India para rencontrarse consigo mismo, expiar sus pecados y encontrar una renovada filosofía de vida. En esa huida, Bloom hará algunas paradas intermedias que lo acercarán a su destino: Londres, Paris, Viena y Praga. Tavares se entretiene en Londres y Paris, pero por Viena y Praga pasa sin pena ni gloria, desaprovechando la oportunidad de homenajear dos de las ciudades más importantes cultural y políticamente de Europa. Y en Praga se coge un avión a la India. ¡Hala! Para qué voy a detenerme en Estambul, Damasco, Bagdad y coger un barco hasta Bombay o cualquiera de los puertos importantes del país. Para qué voy a seguir el viaje al mismo ritmo. El libro se le estaba haciendo largo con tanta paja filosófica y necesita que coja un avión para acortar el viaje… qué pena, cuántas oportunidades perdidas en este libro. Pero esto no acaba aquí. Resulta que después de toda una narración dispersa demostrando una profundidad axiológica interesante, en la India encuentra lo mismo que tenía en Lisboa (miseria, corrupción, engaños y mentiras) volviendo prácticamente intacto de su particular odisea (aunque no debería usar este término porque nada tiene que ver lo que sufrió Ulises con lo que ha sufrido este Bloom). Su experiencia en la India es raquítica, solo se mezcla con un falso sabio que deviene en un pobre ladrón. Tanta proyección con la India y cuando llega no exprime todas las opciones y recursos que le presentaba el país y la cultura hindú. Y es aquí donde me termina de decepcionar. Llevaba todo el libro deseando que nuestro protagonista aprendiera en su viaje, que le sirviera para algo, que encontrara aquello que busca. Y resulta que vuelve de la India aprendiendo por oposición y por ausencia. Para eso no le hacía falta el viaje y por lo tanto el libro. Terminas el libro como lo empiezas. No aporta nada. No aprendes nada. La moraleja que deja el libro es: no viajes porque no aprendes.
Que sí, que el estilo es encomiable. Que el esfuerzo del autor por narrar de esta forma es extraordinario y Tavares deja muestras de algunas destrezas nada desdeñables. No soy nadie para ir en contra del gran Saramago que dijo de Tavares que “Ganará el Premio Nobel en menos de treinta años. Estoy convencido. No tiene derecho a escribir tan bien con sólo treinta y cinco años. Dan ganas de pegarle”. Pero yo valoro los libros no solo por el estilo y los recursos que utiliza, sino por el sabor que me dejan al terminarlos. Y este libro me ha decepcionado. Así que, por mucha habilidad literaria que demuestre Tavares, yo me esperaba otro desarrollo y, por supuesto, otro desenlace de la novela. Quizás vuelva al autor, quizás le dé otra oportunidad más adelante porque lo cierto es que el libro se lee bastante bien a pesar de las continuas interrupciones en la historia y las repeticiones que necesita para resituar al lector. Algo tendrá Tavares cuando es tan reconocido. No lo voy a negar. Pero este libro creo que está más cerca del timo literario que de la obra maestra. Y ya lo siento porque las primeras doscientas páginas lo estaba disfrutando muchísimo. Habrá más. Y os lo seguiré contando. Me gusten o no.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
Deja una respuesta