«¿Por qué habría de proponerse alguien romperle el corazón a un ser querido? ¿Por qué alguien causaría intencionadamente tanto dolor? ¿Por qué se mataba la gente entre sí? Porque disfrutaban. ¿De verdad era tan sencillo? Para lograr partirle el alma a alguien como es debido, lo mejor es que quien lo hace haya pasado por la misma experiencia. La gente herida es más hábil para herir a la gente. Un rompecorazones experto conoce el efecto de cada incisión. El filo entra casi sin que se de cuenta, el dolor y la disculpa infligidos al mismo tiempo».
Una novelita corta, ágil, muy entretenida, retorcida y febril sobre un tipo que se dedica a hacer daño a todas las mujeres que están con él, no daño físico sino peor, psicológico. Las putea, las humilla, las menosprecia…y claro, acaba bebiendo de su propia medicina. Es corta y está escrita a un ritmo vertiginoso que atrapa. No podrás dejar de leerla, la devorarás. Perfecta para leer en el metro o para echar una tarde entretenida y volver a dejarlo en la estantería una vez terminado. No te durará más. Cumple su función. No pasará a la Historia de la Literatura, ni seguramente el autor ambicionase tal cosa. Si buscas algo ligero, altamente entretenido, quizás un interludio entre dos novelas imponentes, este libro es perfecto.
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