
Habitamos países que habitan nuestras mentes
Me gusta la literatura de autores y autoras jóvenes que se apropian del pasado de sus familias y sus países (sin ir más lejos, hace escasamente un mes reseñábamos El arte de perder, de Alice Zeniter). Que refrescan las miradas, que proponen otras lecturas, que reivindican las problemáticas de sus ascendientes al tiempo que te invitan a reflexionar sobre el devenir de un estado y sus condicionantes (sobre todo guerras, ya sabéis que en este blog somos muy devotos -ahora que estamos en semana santa- de la literatura de conflictos). En este caso os traigo El país de los otros de Leila Slimani, publicado originalmente en 2020 por Gallimard y en 2021 por Cabaret Voltaire en castellano con la traducción de Malika Embarek López. No es el primer Slimani que reseñamos. Ya leímos y sufrimos Canción dulce (ganadora del Goncourt en 2016) y su primera novela En el jardín del ogro obras que me abrieron el apetito de esta escritora marroquí, una de las imprescindibles de la narrativa africana contemporánea.
El país de los otros cuenta la historia de Mathilde, una joven francesa que en 1944 viaja a Marruecos con su reciente marido, Amín Belhach, para establecerse en Meknés, ciudad en la zona del Protectorado de Francia con una importante presencia de militares y colonos. Mientras él se empeña acondicionar la finca heredada de su padre, unas tierras ingratas y pedregosas, ella se sentirá muy pronto agobiada por el ambiente asfixiante de Marruecos, tanto en lo político como en lo social. Sola y aislada en el campo, con su marido y sus dos hijos (personaje mágico el de la hija mayor), padece la desconfianza que inspira como extranjera y la falta de recursos económicos. ¿Dará sus frutos el trabajo abnegado de este matrimonio? Los diez años en los que trascurre la novela coinciden con el auge de las tensiones y la violencia que desembocarán en 1956 en la independencia de Marruecos. Unas frases antes he escrito que Mathilde inspira desconfianza como extranjera – podría haber dicho que como francesa-, y la palabra no es baladí. En una entrevista con El País que os recomiendo, Slimani defiende, «ser extranjero es una cuestión metafísica, a la que las mujeres estamos bastante acostumbradas: ser mujer ya crea de por sí una sensación de extrañeza o de impostura en muchos momentos«. Y es que la novela se ambienta en la historia de sus abuelos marroquíes, pero la reflexión debe enfocarse hacia temas universales y, como decía Bunbury, todos nos sentimos extranjeros en algún momento. Y la mirada de Slimani del extranjero, también en el plano metafísico, es diferente a la que plantea Camus quien le daba a su protagonista una pesada carga de indiferencia y apatía hasta sobre su propia muerte. Slimani no deja que a Mathilde la venza la apatía y el excepticismo, sino que la compromete con su nuevo entorno, con su familia política, con sus hijos e incluso con su marido maltratador.
Se trata de la primera entrega de una trilogía que narra el destino de varias generaciones de una familia marroquí desde los años 50. Inspirada en la historia de su propia familia, El país de los otros es también la historia de un pueblo en transición y el testimonio de la transformación de un país desde la etapa colonial hasta su constitución como estado independiente. En este libro país tiene una doble lectura. Por una parte, el territorio y su administración coincidente con el estado. Por otra parte, el imaginario colectivo, el discurso hegemónico, el régimen de verdad que impera en la mente de los ciudadanos y las ciudadanas marroquíes. Todos los personajes habitan en “el país de los otros”: los colonos, la población autóctona, los militares, los campesinos o los exiliados. Y sobre todo, las mujeres que viven en el país de los hombres y deben luchar constantemente por su emancipación. No sé cómo lo leeréis vosotros, pero para mí ha sido un homenaje a la mujer. Y por eso el libro deja tan mal cuerpo. Con este libro se sufre. Se sufre mucho con la violencia machista que sufre Mathilde, pero sobre todo se sufre con la disyuntiva que ronda su cabeza continuamente (dejar a su marido y, por lo tanto, a sus hijos). Esta disyuntiva es el leitmotiv de la novela. Hay un pasaje esclarecedor a este respecto: al volver de su viaje a Alsacia para asistir al entierro de su padre, Mathilde se convence de que “a partir de ahora tenía que olvidarse de su niñez, de sus sueños ingenuos, de sus caprichos. Atrajo a los niños hacia su pecho, los levantó, uno en cada brazo y rodó por la cama con ellos. Los abrazó con pasión, y en los besos que les daba en sus mejillas no solo reflejaba la fuerza de su amor, sino también la intensidad de lo que dejaba atrás. Los quería más por todo a lo que había renunciado en su nombre. A la felicidad, a la pasión, a la libertad. «Me odio por estar encadenada de este modo. Me odio por preferiros a vosotros más que a nada»”. Difícil solución. Las mujeres siempre sufren más las guerras y llevan las suyas propias por dentro (esto ya lo leí en otros libros, por ejemplo, en Como si masticaras piedras de WL Tochman).
Aún me quedan dos tomos por leer para terminar la trilogía y asumo que voy a sufrir, pero Slimani escribe tan bien y traslada de una manera tan verídica a esas vidas que -afortunadamente- no voy a vivir, que no me resisto a seguir leyendo. Leer para empatizar, para visitar otros lugares y culturas, para aprender a conocer sin juzgar. Esto último es fundamental y la literatura es una gran aliada.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
Es alentador como dices ver cómo se establecen las nuevas generaciones por mérito propio y con el reconocimiento de premios de calidad. Un tema que puede ser difícil en manos inexpertas, parece aquí por lo que cuentas, un libro parte de una trilogía, muy bien escrito. Tomo nota!
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me gustó muchísimo este libro y la sensibilidad de la escritora.
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Leíste el resto de la trilogía?
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Nop! Además de este he leído El perfume de las flores de la noche y es precioso
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Gracias por descubrirme esta escritora
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Gracias a ti por pasarte por aquí y descubrirla 🙂
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Yo leí canción dulce y me quedé con ganas de leer más de ella, así q esta trilogía es una buena opción. Gracias.
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A ti por pasarte por aquí
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Yo leí Canción dulce y me quedé con ganas de más, así q empezaré esta trilogía. Gracias
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