Reseña de Un puente sobre el Drina de Ivo Andric

Una novela puente que sirva a la paz y la convivencia

Los conflictos son uno de mis focos de interés literario. En este blog hemos dedicado tiempo a leer sobre Irlanda del Norte, sobre Euskadi (dentro de poco tendréis la reseña de un ensayo sobre este tema que me ha gustado bastante) o sobre los Balcanes. Cualquier recomendación en este sentido es bienvenida y podéis abrirme la puerta a otros conflictos que hayan sido tratados desde la literatura (absteneros de guerras mundiales, me llaman más la atención los conflictos internos). Hoy os traigo el que quizás sea el libro más famoso sobre los Balcanes, Un puente sobre el Drina de Ivo Andric. Sin embargo, esta novela no trata sobre la Guerra de los Balcanes, ni siquiera la Guerra había tenido lugar cuando se escribió el libro en 1945; de hecho, Andric muere en 1975 sin conocer la desintegración de Yugoslavia. Y, a pesar de todo esto, el libro es un referente para entender la guerra de los Balcanes. Ivo Andric recibe el Premio Nobel de Literatura en 1961 en gran medida por sus aportaciones a la literatura serbia (él era croata, pero se consideró serbio desde que se trasladó a vivir a Belgrado) y en especial por esta novela. Este hecho no evitó que fuera fruto de disputas entre las partes beligerantes de la guerra de los Balcanes: Andrić era serbobosnio, por lo que, en Bosnia y Herzegovina, a partir de la década de 1950 y después de la ruptura de Yugoslavia, los críticos literarios bosnios despreciaron sus obras por su supuesto sesgo anti-musulmán. También en Croacia sus obras fueron rechazadas durante mucho tiempo por razones nacionalistas, e incluso se incluyeron brevemente en una lista negra después de la disolución de Yugoslavia, pero fueron rehabilitadas por la comunidad literaria a principios del siglo XXI.

El río Drina es un un largo afluente del Sava que discurre por la península de los Balcanes y forma la mayor parte de la frontera entre Bosnia-Herzegovina y Serbia. En su recorrido pasa por la ciudad de Visegrad, una ciudad casi fronteriza entre Bosnia y Serbia que tuvo un momento de esplendor en la Edad Media por constituir un puente de tránsito entre el mundo cristiano y el islámico. Este puente se denomina Mehmed Paša Sokolović por el que fue su constructor, un visir del imperio otomano obsesionado por la separación, cuando era un niño, de su madre entre las dos orillas del Drina en el punto exacto donde se construye el puente. Esta unión no es una simple conexión entre orillas, sino que pone en contacto dos mundos y dos culturas muy diferentes: la cristiana y la musulmana, y a través de casi cuatro siglos, la novela da cuenta de las tensiones y enfrentamientos que se suceden y heredan de generación en generación.

La ciudad y sus crónicas son el marco necesario para contextualizar históricamente la novela, pero lo realmente importante y simbólico es el puente. El puente permanece mientras la historia pasa, a veces literalmente, por encima de él “en su vida [la de los habitantes de Visegrad] había algo que podía resistir a todos los elementos y que, gracias al inconcebible concierto de sus formas y la solidez invisible y sabia de sus cimientos, salía de cada prueba indestructible e indemne”. Los siglos pasan, la política, la cultura y la economía sufren vaivenes dolorosísimos para la población, pero el puente resiste incólume, “daba la impresión de que el viejo puente blanco (…) permanecía idéntico, incluso con el nuevo emperador, y que triunfaba de aquel diluvio de novedades y de cambios, como siempre había resistido a las mayores inundaciones, resurgiendo cada vez, intacto y blanco, regenerado, de la masa desencadenada de sombrías olas que lo habían sumergido”. La metáfora del puente como unión y como resistencia a las inclemencias del tiempo (también del tiempo político, geoestratégico y social) es muy potente y es, a mi juicio, el mayor acierto de Andric: contar la convulsa historia de una región a través de algo perpetuo. El libro termina su crónica en los inicios del siglo XX, cuando el puente se convirtió en primera línea de la guerra que declara Austria a Serbia tras el asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando, que desembocará en la I Guerra Mundial. Desconozco la importancia del puente en la II Guerra Mundial o en la Guerra de los Balcanes, pero si Andric contara esta parte de la historia seguro que le daría al puente el mismo carácter estable y duradero.

Ya os he dicho que no esperéis una crónica de la guerra de los Balcanes, no esperéis del libro lo que no es. Pero no dejéis de leerlo para entender las raíces de la guerra, del origen étnico, cultural, histórico, político y social del conflicto. Las fronteras las inventa el hombre, los ríos la naturaleza y en la naturaleza del hombre está crear puentes que unan culturas y sociedades. Andric ha escrito un puente duradero que pretende servir para reflexionar sobre lo que esa región tiene en común y cómo se deberían sentar las partes en la kapia del puente y, entre el humo del tabaco y la luz del atardecer, pensar en lo que les une. Identificar a la literatura con un puente es quizás el mayor legado de Ivo Andric a la paz y a la convivencia.

¡Nos vemos en la próxima reseña!

4 comentarios sobre “Reseña de Un puente sobre el Drina de Ivo Andric

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  1. Pero qué libros tan chulos que lees. Para empezar, tu foto. Como se nota que amas tus libros. Segundo, estoy contigo en que me interesan muchísimo más los conflictos que las guerras. De hecho, esa literatura prolífica llamada novela histórica ambientada en las guerras mundiales me da tirria. Tu estilo de reseñas me agrada mucho-jajaja, parece que te estoy haciendo la pelota, pero es que coincidimos en no alargarnos si no en dar un pequeño boceto de lo que nos ha gustado del libro y de que vamos a encontrar en el. Me dejas queriendo leerlo, pero no sé si podré ya que cuando uno ha comprado ciertos títulos ea como si los adoptara, y tengo que darles la atención que merecen. Pero este verano que viajo a Madrid, me voy a pasar por aquí y apuntaré algunos títulos que ojalá encuentre y pueda leer.
    Gracias por la reseña.

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