
La obra más trágica de Lope, la que menos me ha cautivado (de momento)
Con la de hoy ya son tres las obras de Lope de Vega que hemos recogido en este blog. No suelo detenerme en el teatro, ya lo sabéis, pero desde hace un tiempo intento conocer de cerca las obras más relevantes del teatro español, en especial del Siglo de Oro. Así que he empezado por Lope de Vega, y aquí ya hemos reseñado El perro del hortelano y Fuente Ovejuna. Hoy os traigo El Caballero de Olmedo, en la edición de Cátedra que dirige Francisco Rico. Como dato curioso, la obra debió de escribirse en 1620, y Lope no llegó a verla impresa. Quizá perdió el manuscrito que entregó a los cómicos para su representación, quizá no la consideró de particular interés, quizá no pudo publicarla porque desde 1625 hasta 1635 las autoridades no concedieron permiso para editar comedias ni novelas en Castilla. Lo cierto es que el texto de la obra no se publicó hasta después de la muerte del autor, en 1641, y lejos del control de sus herederos y albaceas: en Zaragoza.
El Caballero de Olmedo es una tragicomedia que se construye sobre un cantar de gran difusión e intrigante origen que sirve de lugar de encuentro del autor y su público (Que de noche le mataron/ al Caballero, la gala de Medina, la flor de Olmedo). A partir de él, Lope de Vega teje una obra que le permite reflexionar sobre el amor, la muerte y el destino. La obra está dividida en tres episodios, que se corresponden con el planteamiento, el nudo y el desenlace. Don Alonso (caballero de Olmedo) le pide ayuda a su criado Tello para conquistar a Inés; de ese modo, Tello entra en contacto con Fabia (dotada de rasgos celestinescos), que ayuda a estos dos para que se “correspondan” y se lleguen a casar. Sin embargo, Rodrigo y su hermano Fernando tratarán de impedirlo. Por fatal desenlace, Alonso muere cerca de un arroyo cuando se dirigía a Olmedo, aun siendo avisado por sueños, etc., en manos de Rodrigo, pero Tello pide justicia al rey, que los condena a muerte. Los dos primeros actos de la obra contienen muchos elementos en común con otras comedias lopescas de tema romántico, y el tercero seguramente sea el más célebre y el más característico de esta obra.
Estamos ante la obra mejor valorada del dramaturgo madrileño. Según los expertos, pocas tramas de Lope son más límpidas y sencillas y, sin embargo, más ricas. Por mi parte, que soy un lego en la materia, no me ha gustado tanto como las dos obras anteriores. Todavía tengo pendientes muchas obras dramáticas de Lope, y poco a poco iré leyéndolas. Creo que la siguiente será La dama boba, que ya está vagando por mis estanterías.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
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