Reseña de Hozuki, la librería de Mitsuko de Aki Shimazaki

Un libro que huele y remueve a partes iguales

Llego a este libro en mi último viaje a Madrid durante el paseo por diferentes librerías. Descubrí Mistral y allí me crucé con él. No tenía referencias de la autora, ni del libro y me lancé porque Nórdica suele ser una garantía y porque el tema me apetecía. Así encontré a Hozuki, la librería de Mitsuko, de Aki Shimazaki. Es muy peligroso entrar en una librería sin un objetivo claro, yo suelo salir con muchos libros que no sabía que quería o necesitaba leer, pero… forma parte de mi condición de letraherido. Que lo reseñe hoy es pura coincidencia, pero se trata de una historia muy interesante para analizar un 8M.

La novela cuenta la historia de Mitsuko, una mujer soltera que tiene una librería de lance especializada en obras filosóficas. Allí pasa los días serenamente con su madre y Tarô, su hijo sordomudo. Cada viernes por la noche, sin embargo, se convierte en camarera en un bar de alterne de alta gama. Este trabajo le permite asegurarse su independencia económica, y aprecia sus charlas con los intelectuales que frecuentan el establecimiento. Un día, una mujer distinguida entra a la tienda acompañada por su hija pequeña. Los niños se sienten inmediatamente atraídos entre ellos. Ante la insistencia de la señora y por complacer a Tarô, a pesar de que normalmente evita hacer amistades, Mitsuko aceptará volver a verlos. Estos encuentros, que en apariencia empezaron fortuitamente, podría poner en peligro el equilibrio de su familia.

En Librería de Mujeres destacan de esta historia que “Es una historia interesante que parece desvelarse en las primeras páginas y, sin embargo, no se resuelve hasta las últimas. Es una historia bien construida, que atrapa, pero hay algo más allá de la historia, por debajo, tal vez por encima, que me impulsa a recomendar la novela. Porque esta novela nos habla de las relaciones familiares y de los vínculos maternofiliales con una sinceridad poco común; porque narra amores posibles y errores probables; porque describe con certeras pinceladas las diferencias sociales; porque nos presenta las tradiciones japonesas sin juicios ni moralejas. Porque nos habla de mujeres con vidas propias, que cargan con dignidad sus historias y siguen adelante. Porque nos cuenta la diversidad y la integración. Y, sobre todo, porque nos habla del lenguaje”. Estoy muy de acuerdo con ellas. Es una novela de muchas cosas, que vale más por lo que calla, que se disfruta por el cuidado de los detalles, por los recursos, el tempo, las palabras elegidas (buena traducción de Íñigo Jáuregui) y porque está tan bien escrita que es una novela que huele a las flores que son protagonistas y al aroma a celulosa y lignina en descomposición tan propia de las librerías de viejo.

Es una delicia. Además, creo que ahora Nórdica acaba de sacar Azami, el club de Mitsuko que es una novela precedente en la historia de Hozuki, la librería de Mitsuko. Y, por lo que dice la editorial en su web, parece que va a ser una pentalogía. Como el resto de las novelas sean tan bonitas como esta, creo que la próxima vez que entre en una librería voy a tener al menos claro uno de los libros que me llevaré.

¡Nos vemos en la próxima reseña!

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