Historias para recordar el pasado y mejorar el futuro

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Libros que llaman la atención por su pequeño tamaño. ¿Cómo puede caber una historia en tan pocas páginas? Los microrrelatos me enseñaron que el tamaño no importa. Pero en este caso no pretende ser un microrrelato. Estamos ante una novela. Una historia plena, con sus personajes, sus escenarios, sus moralejas, sus segundos sentidos, su dimensión intelectual. En este libro está todo contenido en su justa medida, sin pretensiones. Llegué a Chilean Electric en uno de mis merodeos literarios, una recomendación de Gonzalo, un infame de libro. Y en él me quedé. Y tardaré en olvidarlo.

Nona Fernández nos presenta su mirada a la historia de Chile desde una anécdota autobiográfica. La abuela de Nona estuvo en la ceremonia inaugural de la iluminación de la Plaza de Armas de Santiago de Chile. O no, pero eso es lo de menos, porque a partir de esta nota autobiográfica narrada de la abuela a la nieta, Nona interpreta esa iluminación en clave sociológica, “la historia de Chile puede dividirse de la misma forma a partir de la ceremonia de la luz. Un antes y un después. Los tiempos de las sombras y los tiempos de la luz. Podría decir que hubo cosas fundamentales que fueron iluminadas con acierto, pero que también hubo otras que quedaron tristemente encandiladas y chamuscadas por las ampolletas de la plaza”. Y entre todo esto surge algo todavía más interesante, y es el poder de los libros como faros en la niebla, dice Nona “iluminar con la letra la temible oscuridad”. Casi nada. Me parece una imagen necesaria y comprometida.

Contar (y leer) historias para recordar el pasado y para mejorar el futuro. Me viene a la cabeza ahora mismo un artículo que leí hace poco en El País sobre cómo la Literatura francesa se adelantó a los acontecimientos actuales. Y esa proyección al futuro también nos puede servir como aprendizaje. Inventar historias para advertir del futuro. Distopías o utopías. Da igual. No es solo un diálogo intergeneracional, es algo más. Puede ser peligroso, es cierto, pero mientras se escriban con la voluntad ingenua de enseñar (y aprender) con “más pasión y más cariño” creo que los voy a recibir con los brazos abiertos.

Leedlo si os apetece algo corto, concentrado, profundo y didáctico. Ojalá caigan en mis manos más cosas de esta escritora chilena. Un buen descubrimiento del 2019. Y estamos en enero.

¡Nos vemos en la próxima reseña!

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