Reseña de La balada de Holt de Kent Haruf

La despedida de un autor muy querido por mí

Hoy es un día triste como lector. Hoy reseño el último libro de Haruf. El último libro traducido del autor que, sin embargo, fue su segunda novela. No sé por qué la editorial lo dejó para el final. Pero es la última. Haruf solo escribió seis novelas y con esta reseña se completa el círculo. Qué pena. Ya no habrá más libros de Haruf. Nos despedimos de su obra con La balada de Holt, publicada originalmente en 1990 y ahora en español por Penguin Random House. Ahora que lo pienso, quizás sea mejor escribir pocos libros buenos que muchos libros mediocres. Quizás sea mejor dejar una impronta particular, un mensaje claro a los lectores. Seguramente el mismo mensaje en todos los libros, pero el mensaje es tan importante que no es baladí repetirlo seis veces, de seis formas distintas y todas con tanto talento.

La balada de Holt es la historia, contada por uno de sus amigos de juventud y ahora periodista del periódico local, del ascenso popular de un joven con un atractivo innato y la caída de esa misma persona al desprecio de los mismos que lo aclamaron. Un líder natural trastocado por un entorno difícil. Fruto de un hogar desestructurado, con un padre borracho que fallece prematuramente y una madre que permanece al margen del desarrollo de su hijo. Esta es la historia de Jack Burdette, un joven de personalidad desbordante y físico inmenso que en un momento dado ya no pudo encontrar su lugar en Holt -el ya mítico Holt de Haruf-. Tras fracasar como jugador de fútbol americano, una serie de acontecimientos le llevaron a huir, dejando a la comunidad en estado de shock por las formas en las que desaparece y lo que arrastra su desaparición. Durante casi una década, la sombra de Jack permanece en Holt, alimentando el rencor colectivo. Pero su reaparición inesperada, subido a un Cadillac rojo, no trae consuelo ni reconciliación. Por el contrario, su regreso despierta una tormenta de emociones que amenaza con romper los frágiles cimientos del pueblo, y su presencia más poderosa que su prolongada ausencia parece desatar una catarsis emocional entre los habitantes de Holt. Sin embargo, los libros de Haruf no se caracterizan por los sobresaltos, las hipérboles emocionales, ni los giros inesperados. Su vuelta remueve algunos cimientos, pero la gran balsa de aceite que son los ambientes del autor absorben las vibraciones y resuelven las tensiones de manera casi tranquila.

Todo lo que en este blog se tenía que decir de Kent Haruf ya se ha dicho. Seguramente Haruf no entre en las listas de libros más vendidos, ni entre los autores más premiados, y por lo tanto su obra literaria esté siempre en un segundo plano, disponible para los amantes de la literatura. Estoy seguro de que la editorial se ha confundido dejando esta para el final porque no es su mejor novela. No lo es. Yo lo siento. Haruf tiene auténticas joyas, y La balada de Holt posiblemente sea su libro más flojo. Sin embargo, a los que nos gusta Haruf seguro que lo leemos con la emoción de saber que están siendo nuestras últimas horas con él, y eso convierte la lectura en una experiencia más intensa. No sé si compararía a Haruf con Faulkner o con Carver como otros se han aventurado a hacer, quizás le aguante el pulso a estos dos titanes en algunos momentos de sus novelas o incluso alguna novela pueda estar a su altura, pero Faulkner es una cima de la literatura mundial y Carver tiene una personalidad más arrolladora que la que destila Haruf en sus novelas. Sea como fuere, hoy despido a uno de los autores que mejor me lo han hecho pasar leyendo y me ha descubierto el valor de las cosas sencillas, de la naturalidad de los problemas que plantea la vida y como la bondad y el buen hacer son la solución a la mayoría de los sobresaltos. Y este es un aprendizaje muy importante que siempre me recordará a este autor.

¡Nos vemos en la próxima reseña! (Que ya nunca más será de un libro de Haruf)

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