Reseña de El nombre de la rosa de Umberto Eco

Hay libros eternos, aunque se pierdan en el fuego

Feliz año a todos y todas. Perdonad mi retiro lector estos quince días que han pasado desde el 28 de diciembre. Aquí estamos un año más. Nunca sé el tiempo que durará este blog, pienso continuamente en dejarlo y en la pena que me daría abandonar. Así que en esa indecisión me mantengo. Eso sí, no dejo de leer. Y estos días he leído dos libros que os compartiré por aquí. El primero de ellos es El nombre de la rosa, de Umberto Eco, editado por Lumen. Publicado originalmente en 1980 se convirtió rápidamente en una obra de culto. Ganó el Premio Strega en 1981 y el Premio Médicis Extranjero de 1982. En 1987 el autor publicó Apostillas a El nombre de la rosa, una especie de tratado de poética en el que comentaba cómo y por qué escribió la novela, aportando pistas que ilustran al lector sobre la génesis de la obra, aunque sin desvelar los misterios que se plantean en ella. La edición de Lumen incluye las Apostillas al final del libro. El gran éxito de crítica y la popularidad adquirida por la novela llevó en 1986 al francés Jean-Jacques Annaud a dirigir la versión cinematográfica homónima, con Sean Connery como el franciscano Guillermo de Baskerville y Christian Slater encarnando a su discípulo, Adso. Creo que la versión cinematográfica se ha comido a la literaria y es una pena, porque el libro es mucho mejor tanto en el desarrollo de la investigación como en la profundidad de los discursos y debates teológicos y filosóficos.

Por si hay alguien que aún no conozca la trama, la novela narra la investigación de Guillermo de Baskerville para esclarecer los crímenes cometidos en una abadía benedictina en el año 1327. Le ayudará en su labor el novicio Adso, un hombre joven que se enfrenta por primera vez a las realidades de la vida, más allá de las puertas del monasterio. Se trata de una apasionante trama y admirable reconstrucción de una época especialmente conflictiva, la del siglo XVI. Valiéndose de las características propias de la novela gótica, la crónica medieval y la novela policíaca. Pero sería un error quedarse en ese nivel de lectura y de análisis, porque donde realmente brilla Eco es en otros puntos.

Es famosa la frase de las Apostillas en las que Eco sostiene que “el presente solo lo conozco a través de la pantalla de la televisión, pero del Medievo, en cambio, tengo un conocimiento directo”, y la verdad es que el libro desborda detalles sobre la Edad Media y es muy entretenido (e ilustrativo) detenerse en las páginas más descriptivas sobre luchas de poder entre papas y reyes, manuscritos perdidos, libros prohibidos y lecturas parciales e interesadas de los textos sagrados. Para mí aquí está la verdadera novela y no tanto en la trama noir.

En concreto, a mí me ha interesado todo lo que tiene que ver con el poder de los libros (“los libros no se han hecho para que creamos lo que dicen, sino para que los analicemos. Cuando cogemos un libro, no debemos preguntarnos qué dice, sino qué quiere decir” o “el bien de un libro consiste en ser leído. Un libro está hecho de signos que hablan de otros signos que, a su vez, hablan de las cosas. Sin unos ojos que lo lean, un libro contiene signos que no producen conceptos. Y, por tanto, es mudo. Quizás esta biblioteca haya nacido para salvar los libros que contiene, pero ahora vive para mantenerlos sepultados. Por eso se ha convertido en un pábulo de impiedad”), las implicaciones de la herejía (hay muchas, por ejemplo esta, “la adhesión a un grupo herético es solo una manera como cualquier otra de gritar su desesperación”), las disquisiciones sobre las verdades universales (al inicio del libro, el Abad dice algo genial que gana peso al final del libro, “no todas las verdades son para todos los oídos, ni todas las mentiras pueden ser reconocidas como tales por cualquier alma piadosa”) o todo lo relativo al método científico donde Eco quiso hacer una referencia más o menos explícita a Conan Doyle con los nombres de sus protagonistas (en un momento concreto Adso reconoce que “me quedé confundido. Siempre había creído que la lógica era un arma universal, pero entonces descubrí que su validez dependía del modo en que se utilizaba. Por otra parte, al lado de mi maestro había podido descubrir, y con el correr de los días habría de verlo cada vez más claro, que la lógica puede ser muy útil si se sabe entrar en ella para después salir”). La conversación final entre Jorge de Burgos y Guillermo de Baskerville sobre el segundo libro de la Poética de Aristóteles es pura poesía, destaco solo un pasaje concreto, “¿por qué quisiste proteger este libro más que tantos otros? Hay muchos otros libros que hablan de la comedia, y también muchos otros que contienen el elogio de la risa ¿Por qué este te infundía tanto miedo? // Porque era del Filósofo. Cada libro escrito por ese hombre ha destruido una parte del saber que la cristiandad había acumulado a lo largo de los siglos (…) Cada palabra del Filósofo, por la que ya juran hasta los santos y los pontífices, ha trastocado la imagen del mundo. Pero aún no había llegado a trastocar la imagen de Dios. Si este libro llegara… si hubiese llegado a ser objeto de pública interpretación, habríamos dado ese último paso (…) Este libro podría enseñar que liberarse del miedo al diablo es un acto de sabiduría (…) La risa distrae, por algunos instantes, al aldeano del miedo. Pero la ley se impone a través del miedo, cuyo verdadero nombre es temor de Dios (…) Y de ese libro podría surgir la nueva y destructiva aspiración a destruir la muerte a través de la emancipación del miedo. ¿Y qué sería de nosotros, criaturas pecadoras, sin el miedo, tal vez el más propicio y afectuoso de los dones divinos?”. Y al hilo de esta conversación, Guillermo de Baskerville le deja a Adso una reflexión final que me ha parecido brillante y de mucha actualidad, “El Anticristo puede nacer de la misma piedad, del excesivo amor por Dios o por la verdad, así como el hereje nace del santo y el endemoniado del vidente. Huye, Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a morir por la verdad, porque suelen provocar también la muerte de muchos otros, a menudo antes que la propia, y a veces en lugar de la propia”. Pero como destaco esto podría destacar otras muchas cosas, el libro es infinito, es una pasada. Todo el rato tienes la sensación de que Umberto Eco ha escrito una novela total, cargada de metaliteratura y donde demuestra todo su vastísimo conocimiento sobre la Edad Media. Un último detalle que quisiera dejar por aquí escrito (y ya me callo): me ha gustado mucho la organización temporal atendiendo a la orden benedictina (maitines, laudes, prima, tercia, sexta, nona, vísperas y completas). Al leerlo me vino la hipótesis de si estas horas litúrgicas no serían la base de nuestro horario actual, más bien del horario centroeuropeo donde se empieza el día antes del amanecer y termina a las 6 de la tarde. Sea como fuere, me ha encantado, y aquí os dejo como ejemplo la descripción del momento de la hora de maitines, “en los días de invierno, el oficio de maitines se desarrolla cuando aún es de noche y la naturaleza está dormida, porque el monje debe levantarse en la oscuridad, y en la oscuridad debe orar mucho tiempo, en espera del día, iluminando las tinieblas con la llama de la devoción”. Qué regalo de libro.

Si aún no lo habéis leído poneos esta lectura como obligatoria para este año. Si habéis visto la película, leed el libro. Si no conocíais el libro, acercaos a él sin miedo. Si no habéis leído nada de Eco también os recomiendo el ensayo La memoria vegetal y la novela El cementerio de Praga (ya lo tengo en mi estantería de pendientes). Sea como fuere, no os quedéis sin leer esta novela y no os mantengáis muy alejados de Eco, el calor humanístico que traspiran su figura y sus libros es muy reconfortante en los tiempos actuales.

3 comentarios sobre “Reseña de El nombre de la rosa de Umberto Eco

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  1. Hola. Soy Alicia de Argentina, Buenos Aires. Entiendo que muchas veces hay decisiones que tomar por distintos motivos. Espero que puedas seguir con este blog que es una felicidad recibirlo y no te cuento leerlo. Tambien respeto lo que decidas. Solo decirte que extrañaría un montonnnnnnnnnnnnn este blog. Muchos cariños para vos y tu familia. Alicia

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  2. Hay por favor, acabo de encontrar tu blog, no dejes de escribir, -y eso que igual he sentido ganas a veces de abandonar el mío yo también!- Comparto tu gusto por todo lo que este título nos ofrece y lo que comentas de que tras la película muchas personas quizá ya no se interesaran por leerlo. Y no sabía lo de las horas que comentas.

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