
Un homenaje familiar y un ejercicio de justicia gráfica (y poética) hacia la mujer de la postguerra
Poco a poco voy completando mis estanterías de cómic con mis autores de referencia. Voy alternando entre Zapico y Roca, y ahora le ha tocado a Paco Roca. Si no hace mucho reseñábamos La casa donde Roca le hace un homenaje a su padre, ahora vengo con Regreso al Edén, publicado en 2020 por Astiberri, donde el autor hace lo propio con su madre. Yo los he leído en el orden inverso, pero ciertamente Roca le hace el homenaje antes a su madre. Cada vez me quedan menos obras de Roca por leer y voy a sentir cierta orfandad al terminar, así que os pido que me recomendéis dibujantes españoles que merezca la pena.
Regreso al Edén se construye en torno a una foto familiar de 1946 en la antigua playa de Nazaret de la capital valenciana. A partir de esa foto, Roca narra la vida e historia de su madre, Antonia, una mujer que vivió su infancia durante la posguerra en España. El autor se detiene en las relaciones familiares y el ambiente que la mayoría de las familias de la época tuvieron que vivir, con serios problemas para acceder al sustento, obligada a acudir por sistema al mercado negro para hacerse a duras penas con una alimentación básica diaria.
Personalmente, me parece el cómic más flojo de Roca de los que llevo leídos; sigo destacando Arrugas y Los Surcos del azar como los mejores. Sin perder sus rasgos identificables tanto en lo temático (la memoria) como en lo narrativo (flashbacks, carga emocional, sentido del humor, capacidad crítica, compromiso social), los expertos han destacado como novedad el recurso de la cuatricromía. En este sentido, del completísimo análisis de Diego García Rouco para Zona negativa me quedo con sus palabras sobre el estilo de Roca, “hace años que esté plenamente consolidado gracias a unos trazos limpios y claros que nos remiten a la línea clara más clásica, aunque se sale de su estilo para algunas escenas en las relata episodios bíblicos o las escenas explicativas sobre el funcionamiento de la dictadura. Además del dominio del tempo habitual en su trabajo, en esta obra demuestra un sabio uso de los silencios, como en la escena que el padre de Antonia se come solo la cazuela de caracoles que le ha traído su madre, que nos encoje el corazón y dice mucho más que cientos de palabras. Pero si por algo destaca Regreso al Edén es por la cantidad de recursos novedosos que vemos en su trabajo como la utilización de fotografías o diversos diagramas, además de aprovechar la distinta composición de página que ofrece el formato apaisado” que ya había usado en La casa y que usa en su última obra El abismo del olvido.
Siendo la historia y la memoria los dos ejes que sustentan la novela gráfica, creo que este cómic es un alegato en favor de las mujeres, especialmente de las mujeres de la postguerra cuyas vidas estaban totalmente programadas y no disponían de ninguna autonomía ni valoración pública ni privada. La violencia explícita y la violencia simbólica son dos constantes dentro de la novela, como lo han sido de las mujeres y, lamentablemente, en algunos casos (obviamente que menores que hace setenta años) siguen siendo. En el homenaje de Roca a su madre está también este reconocimiento a todas las mujeres, esta especie de justicia gráfica (y poética) que el valenciano intenta impartir a través de sus dibujos.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
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