
25 años de un cómic fundamental para entender el pasado y el futuro de la lucha feminista.
Este año he querido saldar una deuda contraída hace tiempo con las novelas gráficas. Diría que hay dos grandes puertas de entrada a la novela gráfica. Una es Maus y la otra es Persépolis. Yo entré por la primera y tenía pendiente la segunda. Sabía que algún día lo leería, no estaba preocupado. Este año me he decidido animado por la concesión del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades a su autora, Marjane Satrapi. La candidatura ha sido propuesta por María Sheila Cremaschi, directora para España del Hay Festival of Literature and Arts, entidad galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2020.
Supongo que no necesitará presentación, pero por si acaso hay algún despistado o despistada, Persépolis nos cuenta la revolución islámica iraní vista desde los ojos de una niña que asiste atónita al cambio profundo que experimentan su país y su familia, mientras ella debe aprender a llevar el velo. Intensamente personal y profundamente político, el relato autobiográfico de Marjane Satrapi examina qué significa crecer en un ambiente de guerra y represión política. Los dibujos son en blanco y negro. Los fondos de las viñetas son generalmente negros o blancos, algunos son decorados en forma bastante sencilla para dar mayor importancia al texto. La imagen se hace reflejo del texto, y no al revés, lo que es importante porque le evita tener sólo un valor explicativo. La información está incorporada en el texto, lo cual refuerza la importancia del mismo. Mantiene diferentes registros del lenguaje (familiar, estándar y vulgar) para darle verosimilitud a la cotidianeidad de las problemáticas vividas por la protagonista.
Antes dije que Maus y Persépolis son las puertas de entrada de las novelas gráficas. En este sentido, coincido con José Antonio Luna en que “el fondo y forma es muy parecido al de Maus (…) Ambas fueron y siguen siendo la puerta de entrada a las novelas gráficas de muchos lectores, dos obras fundamentales para comprender que el cómic es un formato igual de válido que otro para presentar temas complejos”. El propio Luna propone cinco razones para leer Persépolis: por su valor histórico, por su divulgación, por ser autobiográfica, por su uso del blanco y negro, y porque sigue de actualidad. Estoy de acuerdo con todas, pero seguramente sea la última razón la más importante y es que Persépolis “ayuda precisamente a deconstruir la otredad de quienes huyen de un ambiente de guerra y represión”. Y hay una lectura más actual del cómic. Y es la lucha feminista. Persépolis se publica en cuatro tomos entre 2000 y 2003. Seguramente en la mente de Satrapi la reivindicación feminista estaba presente, de hecho, el velo es un elemento protagonista casi a la altura de la joven Satrapi, pero es la ola actual de reivindicación y de lucha feminista lo que resignifica Persépolis y lo eleva a la categoría de bandera y pancarta feminista. La madurez a la que ha llegado el texto y el dibujo de Satrapi es la mejor razón para leerlo e izarlo en todas las plazas del mundo. Leamos a Satrapi y reivindiquemos la libertad religiosa, moral y política de las mujeres en todo el mundo. Leamos. Reivindiquemos. Leamos. Reivindiquemos. Leamos…
¡Nos vemos en la próxima reseña!
Hay otras muchas, y no voy a entrar en un clásico como Watchmen porque entiendo que no todo el mundo va a entrar en ese tipo de cómic, aunque yo creo que leer From Hell de Moore, es un poco como adentrarte en el Ulises de Joyce, pero en las conocidas como Novelas gráficas, creo que hay otros dos títulos contemporáneos que el no lector de cómic podría abordar, y creo que son clásicos. «Píldoras azules» de Frederik Peeters, hermosa historia con el SIDA de fondo, y «Los combates cotidianos» del gran Manu Larcenet, una historia cotidiana y costumbrista en la post crisis económica del 2008 y que explica el auge de la ultraderecha en barrios obreros. Por cierto, Larcenet acaba de adaptar al cómic, de manera devastadora, «La carretera» de Cormac McCarthy, convirtiéndolo ya en un clásico del 9 arte. Si no los has leído, ahí los dejo.
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From Hell es una biblia, sí. Lo leí hace años y ciertamente es un must.
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