
Posiblemente el escritor español que más merezca el Nobel
Si en el pueblo manchego de Amanece que no es poco eran muy de Faulkner, en este blog somos muy de Vila-Matas. Estoy plenamente entregado a sus novelas, que no son tanto novelas como artefactos literarios explosivos. Vila-Matas destruye los cimientos de cualquier lector y te implica tan activamente en la lectura que acabas tan exhausto como satisfecho. Recuerdo a Eusebio Poncela en su papel de Dante en Martin (Hache) que acertadamente decía que “hay que follarse las mentes”, pues bien, a mí Vila-Matas me folla la mente. Y lo ha vuelto a hacer con su última novela, Montevideo, publicada en 2022 y editada por su inseparable Seix Barral.
En esta novela el protagonista es un escritor sin inspiración ni estilo propio que, perseguido por la sombra de un relato de Cortázar, vive su particular infierno en cuartos de hotel de ciudades europeas y latinoamericanas (París, Bogotá, Montevideo, Barcelona, St Gallen o Cascais), mientras desgrana un rosario de resúmenes de novelas y cuentos, citas (explícitas y encubiertas) y anécdotas de escritores verdaderos (Bioy Casares, Cortázar, Mario Levrero, Vlady Kociancich, Beatriz Sarlo, Sergio Chejfec o Antonio Tabucchi) e inventados (Enzo Cuadrelli o Madeleine Moore), y teorías estéticas y extra-estéticas propias y ajenas. Realmente no hay una trama clara, pero no importa. No nos sorprendemos a estas alturas. Ningún libro de Vila-Matas tiene una trama clara; de hecho, rescato una divertida cita de la propia novela en la que se refiere a esta ausencia de trama, “me gustaría saber qué puede hacer uno en este mundo con tan pesado fado como el de haberse posicionado contra las tramas en las novelas”. A este respecto, en una entrevista el autor explica que “lo que se escenifica en cualquiera de mis libros no es exactamente una trama, o una serie de ideas, sino a mí mismo tramando, pensando o escribiendo bajo el avatar (que varía en cada libro) de un ensayista”.
Como destaca Nadal Suau en su crítica, “el despliegue de recursos vila-matianos alcanza niveles de fiesta inquieta: citas y anécdotas maravillosas de otros escritores, paradojas y misterios burlones, fogonazos iluminadores, y una miríada de paisajes urbanos entre Europa y Latinoamérica en los que se funden sin solución de continuidad lo “real” y lo literario, lo “realista” y lo fantástico”. Estos recursos el autor los pone en juego para desarrollar un alegato a favor de la libertad y el riesgo que debe asumir un escritor para traspasar las puertas -reales o inventadas- que le llevarán a descubrirse a sí mismos y alcanzar nuevas cotas -fundamentalmente estilísticas-. Vila-Matas confesó en una entrevista con Babelia que Montevideo “es una novela sobre la búsqueda del cuarto propio del escritor. De configurar un estilo. Una versión de la “habitación propia” femenina sobre la que escribió Virginia Woolf”; incluso en la novela lo explica con palabras parecidas, “Mira, continuó Moore, quería además que vieras con claridad cómo suele ser la versión masculina del cuarto propio de Virginia Woolf (…) el infierno de los hombres, donde estos escuchan grabadas sus páginas inmortales y lamentan haber escrito tantas tonterías en lugar de haber sabido ensamblarse con la literatura, no voy a decir femenina, sino escrita por mujeres”. Vila-Matas es un juguetón metaliterario, me encanta. De estos juegos, en esta novela me quedo con las disquisiciones sobre el Tristam Shandy de Sterne, y los ambientes tan bien trasportados a estas páginas de los cuentos de Cortázar.
Sinceramente creo que es el escritor español vivo que más merece el Premio Nobel de Literatura y seguramente el que más cerca pueda estar de alcanzarlo (una vez fallecido el añorado Javier Marías). Y posiblemente por merecerlo y por estar en las quinielas no lo gane nunca. Tampoco tengo claro que el autor lo añore, su mirada inquietante y desconfiada parece decirnos que no pensemos boludeces y lo dejemos tranquilo con sus jueguecitos literarios. Jueguecitos con los que él es feliz y nosotros más.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
Deja un comentario