Reseña de Noches de luna rota de Fulgencio Argüelles

Eclipsado por mi lectura anterior, Fulgencio Argüelles limba con dificultad

Fulgencio Argüelles me cautivó tanto con los dos primeros libros que leí de él, El otoño en la casa de los sauces y El palacio azul de los ingenieros belgas, que ahora me lanzó con demasiada rapidez a sus textos. Ahora os traigo Noches de luna rota, publicado en 2022 y editado por Acantilado. Posiblemente lo hubiera disfrutado más de no haber ido inmediatamente después del gran Días de llamas, pero este peligro lo corren los libros que van después de gratas sorpresas con el de Iturralde.

La novela se ubica en Peñaforte, una pequeña aldea minera en la que sus habitantes tratan de subsistir en el particular equilibrio establecido tras los trágicos eventos de los últimos años: la revolución obrera de 1934, la Guerra Civil, la represión de la dictadura y los avatares personales de este singular elenco de personajes. La boda de los jóvenes Jovita y Arbicio parece devolver por un momento la esperanza al pueblo, brindar la oportunidad de dejar atrás el funesto destino que corresponde a sus habitantes por herencia y hacer revivir a una comunidad aislada del mundo y rodeada de fantasmas. Sin embargo, pronto te das cuenta de que los condicionantes sociales determinan tanto el destino de las personas que la sensación de secuestro vital es asfixiante “el tiempo sí que camina al revés, hermana, claro que anda todo el día venga que venga tirando para atrás… No hay día en que no me vea allí en medio de la plaza, muertas las dos por la vergüenza, humilladas por aquel que debía protegernos”. Y es que la novela no trata solo de la guerra, también habla del amor, de la amistad o de la violencia machista… todos ellos problemas que superan a los personajes, y es que a los habitantes de Peñaforte solo les quedan los sueños y las conversaciones.

Noches de luna rota es un libro de conversaciones entre vecinos, una apuesta arriesgada la de Argüelles de la que no tengo claro que salga indemne (como si lo hace del uso de expresiones coloquiales y refranes). Si tuviera que salvar una de estas conversaciones sería la que mantienen el cura y el maestro hacia el final del libro, una buena síntesis de las disquisiciones que se libraban en la época.

Definitivamente sería mejor libro si no lo hubiera leído después del gran Días de llamas, así que seguiré asistiendo a mis citas con Fulgencio Argüelles y disfrutando de su calidad literaria, de su Asturias rural y de una sensibilidad exquisita para tratar los condicionantes sociales.

¡Nos vemos en la próxima reseña!

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