«Becka, la más sensible de mis hijas, me dijo en aquella época:
– Mamá, cuando escribes una novela, puedes reescribirla, pero cuando vives con alguien veinte años, ésa es la novela, y no puedes volver a escribir esa novela con nadie.
¿Cómo lo sabía, mi niña querida? A tan tierna edad ya lo sabía. Cuando me lo dijo, la miré. Repliqué:
– Tienes razón.»
A veces expresiva, tierna, dulce y conmovedora, a veces insulsa. Creo que le podía haber sacado más jugo a la misma historia y a las mismas intenciones. No es lo mejor que he leído este año, pero tampoco me arrepiento. Se lee en un #tris.
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