
Un magnífico “libro sorbete” ambientado en la decadente Venecia del siglo XVIII
No conocía a la autora ni al libro. Me lancé por el buen hacer de Cabaret Voltaire y porque me llamó la atención la autora. Y creo que su vida merece un espacio relevante en esta reseña. Gabrielle Wittkop, es una escritora francesa del último cuarto del siglo XX. Ella misma se definía como “libertina cosmopolita”, “más bien lesbiana” pero también misógina, y firmaba sus cartas como “Gabrielle, la petite fille de Sade” y es que su estilo rico y suntuoso, así como su temática, recuerdan a la obra del Marqués de Sade o de Edgar Allan Poe. Lectora precoz, a los 6 años ya disfrutaba de los clásicos franceses, a los 20 había leído toda la gran biblioteca paterna de su casa natal en Nantes, con una especial predilección por el siglo XVIII. Para entonces, Francia estaba ocupada por los nazis. La casualidad llevó a Gabrielle a conocer en París a un desertor alemán, homosexual, Justus Wittkop, con el que se casaría al terminar la guerra, un matrimonio que Gabrielle calificó como un “enlace intelectual”. La pareja se instaló en Alemania donde Gabrielle residió hasta su muerte. Esta mujer asombrosa, viajera empedernida, que recorrió todos los rincones del mundo, que afirmaba su total ausencia de sentimientos religiosos, su disgusto por la familia y su desprecio por todo nacionalismo, se dará muerte a los 82 años, para evitar la terrible degeneración que le prometía un cáncer en fase avanzada. Esta vida es la que me impulsa a leer Serenísimo asesinato, publicada originalmente en 2005 en Gallimard, y editada en 2024 por Cabaret Voltaire.
La novela está ambientada en la fastuosa y decadente Venecia de la segunda mitad del siglo XVIII, entre la evasión de Casanova y la invasión de Bonaparte, una ciudad que se aferra desesperadamente al exceso y al oropel para intentar olvidar su condición de enferma terminal. Serenísimo asesinato nos propone el enigma de las sucesivas viudedades de Alvise Lanzi, que se acumulan a lo largo de los años sin que nadie sepa determinar a ciencia cierta si esas muertes son a causa de alguna extraña dolencia o si, detrás de tanta desgracia, hay en realidad un plan y una mano firme e implacable que lo ejecuta. Narrada con una sofisticación y una sangre fría hipnóticas, Serenísimo asesinato hace de Venecia un intrincado tablero de ajedrez, un tortuoso laberinto de mascaradas y delaciones donde el Carnaval, ya perpetuo, se asemeja cada vez más a la danza de la muerte.
En esa fiesta perpetua que es Venecia del siglo XVIII, en la que se consumen los últimos fuegos de un lujo cada vez más seductor y venenoso, Wittkop nos propone un juego de máscaras y capas en las que se mezclan la verdad y la mentira, el teatro y la realidad, para esconder la cara y la cruz del amor más puro que existe. Las sospechas recaen sobre Alvise Lanzi, pero no hay pruebas concluyentes, ni las cuestiones de herencia, ni el poder, ni el prestigio, ni, por supuesto, el amor son razones para asesinar a sangre fría a cuatro esposas. En algo más de cien páginas Wittkop te sumerge perfectamente en el escenario, entre palazos, puentes y calles estrechas, el lector va sumergiéndose entre la pomposidad y la ponzoña de un mar acaparador.
Merece la pena detenerse en este libro, un libro que cumple perfectamente el rol de “libro sorbete” para intercalarlo entre dos libros más ambiciosos. Una lectura entretenida y absorbente que te servirá para refrescarte literariamente y coger aire antes de entrar de lleno en otra historia. Estos libros hay que tenerlos cerca, oxigenan nuestras estanterías y hacen brillar los libros más sesudos.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
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