
Hay autores que reconfortan solo con encontrar otro de sus libros. Generan expectativas positivas. Te imaginas esa lectura como un lugar cómodo, amable, tranquilo. Piensas en el disfrute de pasar sus páginas y de recobrar aliento entre sus palabras. A mí me pasa esto cada vez que me cruzo con un libro de Vicente Valero. Hoy os traigo Enfermos antiguos, editado por Periférica. Es mi quinto libro del autor ibicenco y seguro que habrá más.
En esta ocasión, Valero acude a un recuerdo de infancia: las visitas que hacía junto con su madre a enfermos en sus casas. Cada capítulo es un episodio de estas visitas. Hay historias de mascotas, de hijos y nietos enfermos, de visitas médicas a las casas, de profesores hippies con pasado burgués, etc. Lo más relevante de todas ellas es que no hay nada relevante. Lo más destacable del libro es la capacidad de Valero para alzarse con voz propia ante una costumbre que habitó todos los pueblos de España durante décadas. Lo mejor del libro es el ojo curioso de Valero para el ver el mundo y el ojo cirujano para diseccionarlo y detenerse en detalles que al resto nos parecían nimios y él convierte en literarios.
Leed a Valero. Visitad la Ibiza de los años sesenta, setenta y ochenta. Una Ibiza que apenas queda en el recuerdo de sus habitantes y que el dinero ha sepultado entre su hormigón y su música electrónica. Valero, como seguramente lo fue la Ibiza de los setenta, es un lugar al que volver.
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