Aun es pronto para valorar esta iniciativa editorial, pero el episodio de Sabina Urraca me ha dejado frío.
La tentación de contar la historia persigue a todas las generaciones en general y a los escritores en particular. Supongo que este tema de análisis estará muy trillado y este blog no es un espacio académico sobre literatura ni sobre historia así que no me detendré en ello. Lo que ahora me interesa es contaros la iniciativa de Lengua de Trapo y sus Episodios Nacionales.
Esta editorial se ha propuesto publicar unos nuevos episodios nacionales, como ya hiciera Galdós sobre el final del siglo XIX y principios del siglo XX. Según la propia Lengua de Trapo, “creemos que tienen sentido unos nuevos episodios nacionales porque es necesario proporcionar un retrato coral y plural de lo que nos ha pasado en estos últimos cuarenta años”. Desde un enfoque radicalmente distinto, se proponen reunir a un grupo plural de escritores mezclando estilos, géneros y formatos y dejando a los autores y autoras “proponer su particular lectura de un momento reciente de nuestra historia sentimental, cultural y política”.
Todavía no tengo claro si es una buena idea esta tarea, seguramente sí, o al menos no sobran los intentos. De momento, lo único que me atrevo a sostener es que el intento de Sabina Urraca es fallido. Soñó con la chica que robaba un caballo es la particular lectura que la autora hace sobre los acontecimientos del 11M, asumiendo una visión alejada de los hechos y centrada en las repercusiones de estos sobre unas estudiantes universitarias de la época y los ecos de aquel pasado en el presente. Sin tener clara cuál es la intención de Lengua de Trapo con estos episodios, creo que Sabina Urraca hace algo muy suyo pero muy alejado de ese “contar la historia” que suponen los Episodios Nacionales. Sabina Urraca cuenta lo que le ha pasado a sus protagonistas sin contar los hechos del 11M, al menos no directamente, sino refractariamente, tangencialmente. Entiendo que Galdós hizo algo parecido y es cierto que Lengua de Trapo no quiere replicar lo que ya hiciera el canario, pero en la novela de Sabina Urraca no hay apenas Historia, no hay personajes históricos ni se relatan los hechos, o al menos esa es la sensación que he tenido habiendo vivido esa parte de nuestra historia común. Más allá del valor literario de la novela en sí, más allá del acierto en el enfoque descentralizado de los acontecimientos, temo que estos episodios nacionales corran el riesgo de ser unas cuantas novelas inconexas sobre temas de nuestra historia más reciente, pero no tengo claro que se consiga la expresión coral que se busca bajo el paraguas de unos “episodios nacionales”.
En fin, tendremos que ver cómo madura este acontecimiento editorial, leer algunos episodios más y hacer una lectura más pausada con cierta perspectiva. Perspectiva. Esto es algo sobre lo que también podríamos debatir, ¿se debe contar la historia cuando aun está reciente?, ¿cuánto hay que dejar reposar unos acontecimientos históricos?, ¿se pueden contar bien si aun tienen repercusiones en el presente? Bueno, creo que es innegable la valentía de Lengua de Trapo y que estas y otras preguntas habrá que responderlas, pero más adelante.
¡Nos vemos en la próxima reseña!
Esta iniciativa suena a puro marketing editorial
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Puede ser…
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